Tips de Gestión
Sin escasez, pese a estiaje
Autoridades comparten cómo llevar a cabo campañas para el cuidado del agua, mantenimiento a la red de suministro e identificar peligro por sequía y fuentes de abastecimiento, entre otras medidas clave
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►Por Martha Palma Montes
FOTO: SAÚL LÓPEZ /CUARTOSCURO
La temporada de estiaje se presenta, generalmente, durante el periodo de marzo, abril y mayo, época en que los niveles de los cuerpos de agua, como ríos y lagunas, disminuyen de manera importante, lo cual produce sequía, vientos débiles o ausentes, incremento en la temperatura y altos índices de radiación solar.
En febrero pasado, el registro de lluvia fue de 56.4 por ciento por debajo del promedio nacional; en abril, se prevé que la precipitación sea 20 por ciento menor al promedio, y que afectará, principalmente, a estados como Baja California, Chihuahua, Sonora y Durango, el norte de Coahuila, Nuevo León, Tamaulipas y San Luis Potosí, según el Monitor de Sequía de México del Servicio Meteorológico Nacional (SMN).
Para mayo, el SMN proyecta un déficit de 3.6 por ciento y habría recuperación de lluvias en el sureste y la península de Yucatán.
Ante este panorama, los municipios necesitan prevenir y mitigar los efectos adversos de la temporada de estiaje, a fin de no detener los servicios públicos esenciales y evitar un suministro insuficiente de agua hacia la población, las actividades agrícolas y económicas.
Autoridades de Protección Civil promueven las siguientes recomendaciones en temporada de estiaje para los gobiernos locales: realizar campañas para el uso, racionalización y cuidado del agua entre la población; reparar fugas y válvulas de la red de suministro; dotar el servicio por medio de tandeos, a fin de no dejar a ninguna zona sin agua; determinar zonas vulnerables de estiaje y regular el crecimiento urbano hacia éstas; identificar el peligro por sequía en el estado, ubicar en qué zona se encuentra el municipio, las fuentes de abastecimiento de agua (manantiales, veneros o similares) y procurar su cuidado, preservación o, en su caso, explotación racional, y contar con un sistema adecuado de medición de la demanda y disponibilidad del agua.
Adicionalmente, la ciudadanía puede contribuir a cuidar el agua: disminuyendo el tiempo dedicado a bañarse, cerrando las llaves mientras realiza el lavado de manos o dental, no usando la manguera para lavar banquetas o automóviles y recolectando el agua de la regadera en una cubeta.
RETOS A NIVEL LOCAL
Las alcaldías y municipios de la Zona Metropolitana del Valle de México reciben agua racionalizada del Sistema Cutzamala en temporada de estiaje, en el caso de Tlalnepantla de Baz, Estado de México, la reducción es de 220 litros menos por segundo, lo cual afecta a 60 mil personas de la zona oriente, por lo tanto, el ayuntamiento decidió rehabilitar cuatro pozos propios, con una inversión de 25 millones de pesos (mdp).
“Cuando vimos que la situación sería más cruda de lo que se pensaba, nos dimos a la tarea de rehabilitar los pozos Viveros, Indeco, Laurel y Plazas de la Colina para no depender de fuentes externas, como el Cutzamala o los pozos del Lerma: Barrientos, Los Reyes y la Presa Marín. La instrucción del presidente municipal es volvernos independientes del abasto de agua y recuperar esos 220 litros por segundo”, explica Mauricio Juan Ramírez Rosaldo, director del Organismo Público Descentralizado Municipal (OPDM).
Adicionalmente, el organismo perforará un nuevo pozo en la zona oriente, con una inversión de 15 mdp, que beneficiará a 33 mil personas. En la zona poniente, el abasto es por medio de pipas en 16 colonias para mitigar esa reducción de 220 litros por segundo.
“Las soluciones para el desabasto son recuperar áreas verdes, infiltrar agua de lluvia, reciclarla en los hogares y la industria. Sabemos que la pandemia aumentó la demanda por las medidas de higiene, además, la población flotante ahora trabaja desde casa. Los municipios deben generar fuentes propias del recurso, construir presas, pero, principalmente, impulsar una cultura de cuidado. Necesitamos programas conjuntos entre varios municipios, el gobierno estatal y federal para infiltrar agua de lluvia con la reforestación adecuada, pozos de absorción y presas de gaviones; la tecnología ya es muy accesible para ello, la Comisión Nacional del Agua (Conagua) otorga los permisos cuando el proyecto es adecuado”.
Aunado a ello, el director del OPDM señala que la meta es recargar y equilibrar los mantos acuíferos del Valle de México para no afectar a las futuras generaciones.
Desde hace 12 años, el municipio de Orizaba, Veracruz, lleva a cabo la sustitución de la tubería de asbesto por PVC, en la red de agua potable, para evitar pérdidas en fugas, y previo a la temporada de estiaje, las autoridades limpian ríos, dan mantenimiento a sus 13 pozos y a la planta de tratamiento.
“Contamos con pipas para abastecer las zonas más altas, en algunos lugares hacemos tandeos para cubrir toda la ciudad. Estas acciones nos permiten tener suficiente agua potable y no padecer en estiaje, y en el mantenimiento general invertimos 10 mdp anualmente”, refiere Francisco González Montiel, Director de Servicios Municipales.
Actualmente, el municipio ha intervenido 91 kilómetros de la red de agua potable, que representa un avance de 60 por ciento, partiendo de la zona centro de la ciudad hacia la periferia, con esta obra las pérdidas en fugas disminuyeron de 30 a 15 por ciento.
El trabajo es continuo, ya que las líneas de agua corren debajo de las banquetas y no en el arroyo vehicular.
“Tenemos la fortuna de que el agua nos llega desde el Pico de Orizaba y la Laguna Ojo de Agua, además de nuestros 13 pozos; recomiendo a otros municipios que antes del estiaje, recuperen la captación de los ríos, hagan limpieza para encausar el agua y evitar las pérdidas en el suministro”, concluye.