Tips de Gestión

Cómo prevenir violencia por armas de fuego

 

Un enfoque epidemiológico puede contribuir a un mejor monitoreo, control y prevención de la violencia y la delincuencia

 

►Por Martha Palma Montes
FOTO: GABRIELA PÉREZ MONTIEL /CUARTOSCURO

Entre enero y noviembre de 2019, de acuerdo con datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP), 22 mil 413 personas fueron asesinadas con un arma de fuego.

Asimismo, 39.6 por ciento de la población de 18 años y más refirió haber visto o escuchado disparos frecuentes con armas en los alrededores de su vivienda, durante el tercer trimestre de 2020, según la Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana (ENSU) del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).

Posteriormente, en diciembre de 2020, el Subsecretario de Seguridad Pública, Ricardo Mejía Berdeja, anunció una nueva estrategia integral de seguridad en los municipios de Tijuana, Juárez, León, Acapulco, Culiacán, Guadalajara, Benito Juárez, Cajeme, Celaya, Irapuato, Chihuahua, Salamanca, Morelia, Iztapalapa y Tlaquepaque, que concentran el 27.5 por ciento de los homicidios dolosos a nivel nacional.

El costo anual de la violencia y la delincuencia por armas de fuego en el país es de casi 2 billones de pesos, es decir, 7 puntos porcentuales del Producto Interno Bruto (PIB), que se reflejan en costos directos e indirectos para el gobierno, el sector salud y la procuración de justicia, señala Arturo Cervantes Trejo, fundador y Titular de la Cátedra Carlos Peralta en Salud Pública de la Universidad Anáhuac.

“Las armas de fuego compradas para el Ejército acaban en manos del crimen organizado, se estima que cada día entran 8 mil armas ilegalmente a México, mediante el tráfico hormiga y 70 por ciento de las armas decomisadas proviene de Estados Unidos, principalmente del estado de Texas. El país norteamericano produce 8 millones de armas al año, de las cuales, 43 por ciento llega a México y Centroamérica de forma legal o ilegal”, refiere.

 

 

 

 

Alan López.
FOTOS: CORTESÍA DE MÉXICO EVALÚA

 

Ante este panorama, el académico urge a los tres órdenes de gobierno a que apliquen un enfoque epidemiológico para el monitoreo, control y prevención de la violencia y la delincuencia por armas de fuego, ya que las mejores prácticas al respecto provienen de la disciplina en salud pública.

“La violencia con armas de fuego, similar a otras epidemias, se puede atacar con estrategias de salud pública, el tráfico de balas y armas que hay de norte a sur es uno de los problemas más graves que fomentan la inseguridad en México”, sostiene Cervantes Trejo.

Así como cada día se reportan las defunciones por Covid-19 y número de hospitalizados, para la epidemia de la violencia se necesitan sistemas de monitoreo que contabilicen, a nivel local, todos los incidentes que acaban en manos de la Policía o en los centros de salud, explica.

“En 2010, la Universidad Anáhuac colaboró en la estrategia Todos Somos Juárez, y nos dimos cuenta de que las muertes violentas en Ciudad Juárez están asociadas a los fines de semana y el alcohol; entonces, con el monitoreo, definimos acciones como poner alcoholímetros, lo cual reduce la violencia doméstica y el maltrato infantil, al detectar personas armadas y alcoholizadas”, añade.

 

Cervantes Trejo afirma que los operativos de control de alcoholemia en las vialidades con focos rojos por muertes ayudan a disminuir homicidios, violencia o alteraciones del orden público.

Por otro lado, para evitar la reincidencia de los jóvenes que salen de la cárcel en Nuevo León, el gobierno estatal otorga asistencia social en salud y rehabilitación enfocada a conseguir un empleo legítimo.

“Otro caso que ejemplifica el enfoque en salud pública es la iniciativa Cure Violence, en Chicago, Estados Unidos, donde las personas que salen de prisión son entrenadas y contratadas como trabajadores sociales para prevenir la violencia a nivel local y así disminuir los asesinatos por rivalidades, porque conocen a las bandas criminales.”

Además de la prevención de la violencia juvenil, el académico destaca acciones como establecer observatorios a nivel local y fortalecer la colaboración multisectorial con la academia, organizaciones sociales y gobiernos locales.

La organización México Evalúa presentó el estudio Hot Spot Neza, el cual contiene un diagnóstico sobre la concentración de la violencia letal en el municipio de Nezahualcóyotl, Estado de México, y detecta cuáles son los factores y dinámicas socioeconómicas o espaciales relacionados con la concentración de los homicidios en la localidad.

“Identificamos zonas con puntos de venta de droga, alcohol, desorden del espacio público, zonas abandonadas con poca iluminación, la presencia de tianguis y mercados ilegales, que están relacionadas con la comisión de homicidios. Análisis como éstos permiten identificar las zonas y las causas, de tal manera que proporcionan a las autoridades instrumentos e información desagregada para definir intervenciones puntuales, porque la violencia no responde a los mismos factores en todas las zonas del país, y no se distribuye de forma homogénea en todo el territorio”, explica Alan López, Investigador del Programa de Seguridad de México Evalúa.

El especialista refiere que las intervenciones que arrojan mejores resultados para prevenir y regular el uso de armas de fuego son los programas sociales focalizados en los jóvenes con comportamientos problemáticos, para que dejen de delinquir y de utilizar las armas y, en cambio, se involucren en actividades de desarrollo personal, ya sea profesional, educativo, cultural y de respeto a la legalidad, con el apoyo de las autoridades y la comunidad.