Garantizar el orden público es un reto cada vez mayor para los gobiernos. Implementar soluciones con una visión integral para la adquisición y modernización de equipo, así como la planeación de estrategias de vigilancia eficaz en las calles y en el ciberespacio, son aspectos que permiten alcanzar con éxito ese objetivo

Incluir la participación de las personas en las tareas de seguridad es fundamental para disminuir la incidencia delictiva

Por D. Galicia, L. A. Hernández y M. Palma

Garantizar la seguridad de las personas es un reto cada vez mayor para los gobiernos, en la medida que los individuos y las organizaciones delictivas encuentran nuevas maneras de evadir la ley para cometer sus actos.

Para combatir con éxito a la delincuencia es necesario adquirir equipo de calidad para los cuerpos de seguridad, pero también poner en marcha prácticas innovadoras apoyadas en una mejor planeación de las estrategias y en el uso de tecnología, y con una visión integral, que incorpore la vigilancia eficaz en las calles y en el ciberespacio.

Un ejemplo de lo anterior es la capital queretana. Juan Luis Ferrusca, Secretario de Seguridad Pública del municipio de Querétaro, comparte que la dependencia a su cargo adquirió pistolas y fusiles de última generación, y renovó su parque vehicular con unidades pick up y SUV, equipadas con GPS y sistemas de video. Asimismo, se reforzó el equipo del Centro de Comando, Control, Comunicación y Cómputo (C4) con más personal para el monitoreo de las cámaras de vigilancia.

El funcionario local señala que los ilícitos más recurrentes en esa ciudad son los de tipo patrimonial, especialmente robo. “Cuando una persona llama al 911, se envían elementos policiacos al lugar que recaban la denuncia a través de una tableta en un tiempo aproximado de 45 minutos, este dispositivo permite georreferenciar el sitio donde ocurrió el hecho. El denunciante recibe en su teléfono o correo electrónico el número de carpeta de investigación iniciada y los datos para dar seguimiento a la misma”.

No innovar en seguridad es condenarse al fracaso, sostiene Jesús Alberto Capella Ibarra, Secretario de Seguridad Pública del estado de Quintana Roo. En ese sentido, considera que es imprescindible que los gobiernos locales inviertan en tecnologías de monitoreo.

“Resulta fundamental generar una red de información vinculando todas las bases de datos, por ejemplo, de las licencias de conducir y los permisos de funcionamiento de negocios, esto nos da un marco de referencia para tener una idea de las personas que se van a atender”, asegura.

La participación de los ciudadanos en las actividades de seguridad es otra pieza fundamental en el camino a disminuir la incidencia delictiva. Por sí mismos, estos esquemas de proximidad, desde los policías de barrio hasta la implementación de equipos tecnológicos, han sido innovadores.

Un ejemplo es la alcaldía Azcapotzalco, en la Ciudad de México, donde la actual administración reactivó la operación del Centro Azcapotzalco de Respuesta a Emergencias (CARE), con la intención de reforzar la seguridad en esta demarcación. “Lo que hemos hecho es, básicamente, construir un centro de reacción, desde el cual podemos monitorear alrededor de 100 cámaras de seguridad, se trata de equipos que hemos puesto nosotros, otros que han sido financiadas con presupuesto participativo, y cámaras del C5 del Estado de México a las que tenemos acceso para vigilar la parte colindante de esa entidad con Azcapotzalco. Esto se suma a cerca de 15 mil alarmas que hemos instalado”, detalla Vidal Llerenas Morales, Alcalde de Azcapotzalco.

Después de detectar las necesidades y los problemas que más urgía atender en las principales avenidas y espacios de convivencia, la alcaldía priorizó la activación de estas cámaras para replicar el trabajo de videovigilancia que realiza la Ciudad de México a través del Centro de Comando, Control, Cómputo, Comunicaciones y Contacto Ciudadano de la Ciudad de México (C5) lo cual, sostiene el funcionario, ha permitido una disminución de 100 delitos de alto impacto al mes.

Vidal Llerenas explica que, con la finalidad de garantizar la efectividad de los dispositivos, es necesario que se designe personal para instalarlo, conectarlo y realizar pruebas para cerciorarse de que funciona correctamente.

“En años anteriores se entregaban alarmas a los vecinos para que ellos las instalaran, conectarlas es algo sencillo pero había casos de personas que no lo hacían”, apunta.

El alcalde afirma que la colaboración con los gobiernos del Estado de México y de la Ciudad de México ha sido clave en materia de seguridad pública, por lo que destaca este aspecto como algo que los gobernantes locales deben tener en cuenta.

“Nosotros fuimos un paso adelante y ayudamos en esta coordinación, porque estas cámaras las vemos nosotros y las ven las autoridades del Estado de México. Sí hay mayor delito en zonas limítrofes, por eso es importante este tipo de intercambio y cooperación.”

Al respecto, el Secretario de Seguridad Pública de Quintana Roo concuerda en que, mientras exista mayor vinculación y articulación para trascender las fronteras interestatales, habrá regiones más seguras porque los delincuentes no miden límites territoriales.

ACTUALIZAR LAS HERRAMIENTAS
Juan Manuel García Ortegón, Coordinador General del C5 de la Ciudad de México, asegura que uno de los aspectos más importantes a tener en cuenta en materia de innovación en seguridad, es actualizar las herramientas de los sistemas de vigilancia, con la finalidad de fortalecer y ampliar las capacidades.
Como ejemplo, describe los esfuerzos que llevó a cabo el equipo a su cargo, así como la jefatura de gobierno de la capital del país, para implementar este proceso en el C5 de la ciudad.

“Por un lado, teníamos que pasar de especificaciones de 2010 a la tecnología de 2020, y por otro era importante transitar las funciones de un centro de comando basado fundamentalmente en labores de seguridad pública a uno de operación integral donde estuvieran incluidas, además de la seguridad pública, funciones de protección civil, atención a emergencias mayores y situaciones de excepción.”

El funcionario refiere que, después de realizar una investigación de lo que tecnológicamente era viable, se presentó a la Jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, una propuesta de renovación tecnológica, para la cual se aprobó una inversión de más de mil 200 millones de pesos (mdp) para renovar el C5.

“Entre otras cosas, se modernizaron 3 mil 700 postes, cada uno de ellos con cinco cámaras; modificamos el software de incidentes y el de visualización de cámaras y se mejoró el equipamiento de la red local. Esto ha permitido brindarle mejores recursos a las secretarías de Seguridad Ciudadana, de Gestión Integral de Riesgos y Protección Civil, así como a los organismos de transporte público. Asimismo, se logró que todos los incidentes que atiende la Cruz Roja o el Escuadrón de Rescate y Urgencias Médicas (ERUM) se despachen desde el C5. Son cambios importantes que debían estar sustentados en una plataforma tecnológica”, detalla.

Durante la emergencia sanitaria por el Covid-19 en el país, las cámaras de videovigilancia fueron aliados importantes de las corporaciones de seguridad para vigilar el orden en las calles. De acuerdo con el Secretario de Seguridad Pública de Quintana Roo, a través de más de 6 mil cámaras distribuidas en toda la entidad fue posible analizar la calles que debieron cerrarse con la finalidad de disminuir la movilidad lo cual, en su momento, permitió transitar al semáforo naranja con la reapertura del 30 por ciento de las actividades.

OTRAS FRONTERAS
La comisión de actos delictivos ya no se limita a las calles. Cada vez con mayor persistencia, existen delitos vía Internet como el robo de información o la sustracción de identidad. Para combatirlos, es necesario poner en marcha estrategias de ciberseguridad.

Sobre el tema, Edgar Vásquez Cruz, maestro en Administración Pública por el Instituto Nacional de Administración Pública (INAP) y especialista en tecnologías de la información, telecomunicaciones y seguridad informática para gobiernos, destaca la importancia de contar con una infraestructura que permita proteger el ámbito digital de los tres órdenes de gobierno, acompañada de políticas que refuercen esas acciones.

Al respecto, Alberto Capella refiere que la Secretaría de Seguridad Pública de Quintana Roo preparó la división de policía cibernética, para detectar convocatorias en redes sociales que incitaran a saqueos. Durante la contingencia sanitaria se iniciaron 11 carpetas de investigación contra 164 perfiles, principalmente en Facebook, evitando así daños a negocios y tiendas de la entidad.

En México hay 80.6 millones de usuarios de Internet, que representan 70.1 por ciento de la población. A su vez, de quienes ingresan al ciberespacio, 86.5 por ciento lo hacen con un teléfono inteligente. “Es decir, hay una ventana enorme de vulnerabilidades. Por ejemplo, en la actual emergencia sanitaria, muchas instituciones de gobierno, alcaldías y gobierno federal, mandaron a sus equipos de trabajo a laborar desde casa, pero, ¿se están conectando de manera segura? Es algo que se debe revisar”, afirma Edgar Vásquez.

Para ello, apunta, hay tecnologías que se ajustan a diversas necesidades. Una innovación en ciberseguridad, por ejemplo, es el almacenamiento en la nube, acompañado del estándar de seguridad de información ISO27001, una norma internacional que describe cómo gestionar la seguridad de la información.

Asimismo, Vásquez destaca la utilidad de la inteligencia artificial para brindar protección a infraestructuras críticas, como aeropuertos, centrales eléctricas e instalaciones de distribución de agua.

Al hablar sobre la transición de la policía federal hacia la guardia nacional y hacia la nueva normalidad por el Covid-19, que se dan en un entorno de uso de redes sociales y medios electrónicos para hacer trámites, actividades recreativas y laborales, el experto insiste en que los gobiernos deben ser responsables y no dejar de lado la ciberseguridad para mantener redes seguras en todo momento.

Para finalizar, señala que los retos en materia tecnológica para la seguridad pública, son implementar una agenda para la transformación digital y la continuidad de programas de innovación. “Se debe generar una cultura informática y, al mismo tiempo, que los gobiernos no frenen proyectos de innovación tecnológica”.