Expediente Abierto

Elecciones

Democracia sin demócratas conlleva al monopolio plutocrático

 

En la primera semana de junio, ya sabremos qué tan demócrata es el pueblo mexicano con el número de votos insertos en las urnas

 

►Por Eduardo Aguilar Sierra*

El segundo semestre de 2021 es definitorio para la vida democrática de México, no solo por lo que hace a los resultados electorales de junio, sino también porque será fundamental analizar la capacidad de independencia y vocación por una justicia enmarcada por los cánones constitucionales y convencionales, tanto de los poderes judiciales locales como del Poder Judicial de la Federación.

En la primera semana de junio, ya sabremos qué tan demócrata es el pueblo mexicano con el número de votos insertos en las urnas.

Los ciudadanos también demostrarán su convicción democrática, junto con partidos y candidatos, para reconocer los triunfos y derrotas electorales, y en caso de controversia, hacerlo por la vía judicial, pero no a través de la violencia.

Junio puede ser un examen de madurez democrática para los ciudadanos. Al momento que usted esté leyendo estas líneas, ya sabremos qué tan demócratas son los mexicanos. Es un examen complejo y con consecuencias relevantes: saber dirimir las controversias electorales mediante la paz judicial y no frente a la violencia en las casillas y los consejos distritales.

En un examen previo, el centenar de asesinatos cometidos durante el proceso electoral no deja un panorama en las mejores condiciones para calificaciones cercanas a la perfección.

También, durante el segundo semestre, veremos tres momentos en los que el Estado, incluyendo a los poderes Legislativo, Ejecutivo y Judicial, deberán demostrar su vocación democrática, y sus representantes su vocación de demócratas.

Un primer examen será en la independencia del Poder Ejecutivo (tanto los locales como el federal) frente a las actuaciones de los órganos electorales locales y federales.

Un segundo momento será en la independencia de los tribunales locales ante la resolución de conflictos, con criterios estrictamente legales y no basados en factores políticos compensatorios e irregulares.

Y un tercer momento será en la independencia del Poder Ejecutivo federal ante las decisiones de la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), al resolver en definitiva los recursos contra las elecciones de gobernador.

Sin duda, este ha sido uno de los procesos electorales más complejos de la historia del país, en el que no ha estado exenta la amenaza de las procuradurías o fiscalías (estatales y federal) para pretender afectar campañas y candidaturas. La tentación ha sido grande y en algunos casos han actuado.

Se trata, pues, de una elección en la que el dinero público ha estado presente, y las presiones de los poderes ejecutivos para resolver en determinado sentido no han sido exentas.

Aquí no se trata de colores: la tentación ha sido tocada en muchos de estos. Aquí no queda más que esperar a que los órganos estén poblados de demócratas y de hombres y mujeres de Estado.

El trascender histórico de funcionarios electorales, de los poderes Judicial y Ejecutivo, así como de partidos y candidatos, tendrá que ser privilegiado, por lo que estas líneas procuran ser solo un llamamiento a que la convicción democrática prive frente a los intereses ideológicos o personales.

*Abogado por la Escuela Libre de Derecho, Maestro en Derecho Procesal Constitucional, litigante y profesor en la Universidad Autónoma de México y en la Universidad Panamericana.