Expediente Abierto

► Educación

Al rescate del municipio educador

Este paradigma busca lograr un diseño curricular transversal que comprenda contenidos específicos en cada asignatura, producto de las necesidades educativas y la participación de los diferentes sectores de la comunidad

Por Virgilio Muñoz*

FOTOS: CUARTOSCURO

En nuestro país, ¿quién puede desconocer el largo camino de realizaciones en el campo de la educación?; no obstante, esta palanca estratégica, insustituible para el desarrollo y el bienestar, no ha logrado concretar los resultados que debieran corresponder al potencial social que tenemos, circunstancia sombría que obliga a explorar alternativas de solución que trasciendan modelos, inercias, componendas y den certidumbre en el complicado camino de acceso a la buena educación.

En este propósito, planteo un paradigma desafiante, uno que está a la vista, pero que ha pasado inadvertido: el rescate del municipio educador. Concebido esencialmente en la naturaleza de un federalismo innovador, que supere la tendencia histórica centralista en la que el Gobierno Federal ha secuestrado las competencias coincidentes de estados y municipios en la materia, la cual desde hace tiempo resulta insuficiente para comprender la compleja realidad y ofrecer un servicio educativo que responda a las peculiaridades del extenso y diverso país en el que vivimos.

La propuesta se sintetiza en la idea de restituir al municipio la función social educativa que le compete, de acuerdo con el Artículo Tercero constitucional, el cual  con toda claridad establece que corresponde al Estado —federación, estados, Ciudad de México y municipios— impartir educación.

Vale recordar que el Estado implica al todo social, lo que es mucho más que el continente que define a cada orden de gobierno, y que las atribuciones coincidentes en el federalismo no solo son un reparto simple de quehaceres públicos en donde unos pueden sustituir a otros, sino un reconocimiento de tareas complementarias, propias de las singularidades de cada comunidad.

Así, los contenidos y enfoques curriculares dirigidos a la formación ciudadana, se basan en el diseño de enseñanzas genéricas para todo el país. Esa construcción adolece de un trazo que debiera nutrirse, como punto de partida, de contenidos relacionados con elementos del entorno inmediato y las necesidades de cada comunidad, principio base del conocimiento para generar el sentido de pertenencia, de arraigo y el orgullo de lo propio, que hacen la cultura, el reconocimiento y la defensa del patrimonio comunitario.

En esta razón, comparto la idea de Luis Benavides Ilizaliturri, cuando dice que “lo nacional no es lo impuesto desde el centro, lo nacional es la manera de vivir la mexicanidad en cada lugar, en cada contexto”.

No se trata de la concesión de incluir una asignatura de orientación regional en cada entidad federativa, sino de lograr un diseño curricular transversal que comprenda contenidos específicos en cada asignatura, producto de las necesidades educativas y la participación de los diferentes sectores de la comunidad, particularmente el docente, el cual debe asumirse como el protagonista central de todo proyecto educativo.

Este planteamiento se nutre de las ideas que planteó José Vasconcelos hace cien años. El educador oaxaqueño proponía un sistema nacional participativo en cada población de más de 500 habitantes (municipio) donde se instalarían consejos para la atención de la educación pública, incluso con atribuciones para nombrar y remover al personal docente, modelo que no prosperó por las circunstancias históricas, sociales y políticas que vivía el país.

Pareciera que el pasado nos alcanzó, porque hoy tenemos la oportunidad de generar una iniciativa propia de comunidad con prospectiva de amplia participación ciudadana —autoridades educativas, docentes, padres de familia y toda la comunidad— que asuma la crucial responsabilidad del proyecto educativo, toda vez que tiene como objetivo prioritario la sociedad a la que se debe.

No partimos de cero. Hace 63 años, en 1957, un grupo de profesores encabezaron un movimiento con la bandera del derecho a la educación, al que se unieron autoridades municipales, clubes de servicio, empresarios y vecinos, para forjar una de las páginas más notables de la obra educativa en Baja California: la creación del Sistema Educativo Municipal de Tijuana, institución que hoy se distingue como única en el país.

Un logro que avisaba del carácter de una comunidad empeñada en dar forma y sentido a las instituciones del naciente estado 29, para construir una sociedad de bienestar compartido, mediante la definición de políticas públicas propias, convicción en la que el acceso a la buena educación consideraba esencial. Comunidad de intereses que en ese momento generó una cohesión social ejemplar.

Vale referir que en este transitar del sistema municipal, se han realizado modificaciones al currículum de manera extraoficial para ajustarla a necesidades comunitarias específicas, esto por iniciativa de algún inspector, director de escuela y un grupo de profesores.

Sin embargo, por desconocimiento o desinterés de las autoridades estatales y municipales, no han sido pocos los intentos de transferir el servicio al gobierno estatal con el argumento corto del recurso económico que implica, en lugar de proyectarlo, dada su dimensión (diez primarias, dos secundarias y una preparatoria) como un modelo y un laboratorio para el resto del estado y el país. Este es el desafío y la oportunidad.

Por fortuna la disputa por los recursos presupuestales ha impedido la concreción de la medida, la cual implicaría sumar un puñado de escuelas a la medianía del sistema estatal. ¿Será hoy tiempo de ejercer un auténtico federalismo educativo?

*El autor es profesor universitario en la UNAM, la UAM, el ITAM, la UPN, la UIA y la  UABC. Ha sido secretario de Educación Pública en Baja California y desempeñado cargos de coordinación en la Secretaría de Educación Pública. Maestro en Ciencias de la Educación por la UIA y en Derecho Constitucional por la Universidad de Castilla la Mancha, España. Actualmente es investigador educativo.