Información presupuestal: buenas y malas prácticas

por | Abr 1, 2016 | Abril 2016, Expediente Abierto | 0 Comentarios

Los municipios no publican datos sobre recursos públicos de manera homogénea, en algunos casos la información es escasa y desordenada, pero hay acciones que pueden seguir para ser menos opacos

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FOTO: SHUTTERSTOCK

Cuando se trata de dar a conocer información sobre el origen y el destino de los recursos públicos, hay pocos municipios con calificación de excelencia y muchos reprobados, lo que demuestra que hay bastante trabajo por hacer.

A nivel estatal los avances son evidentes: de acuerdo con el Índice de Información Presupuestal Estatal 2015, elaborado por el Instituto Mexicano para la Competitividad (Imco), las entidades tienen un nivel de cumplimiento de 72 por ciento.

Pero a nivel municipal, las cifras son poco alentadoras. La última edición del índice del Imco para medir la calidad de la información presupuestal en los municipios, establece que el nivel de cumplimiento es de 33 por ciento. Para Eduardo Bohórquez, director de Transparencia Mexicana, los sistemas de gestión de buena parte de los ayuntamientos hacen que los datos relativos al presupuesto estén poco sistematizados y estructurados.

Hay bastante desorden en ese nivel de gobierno, menciona el directivo, sin embargo, hay excepciones o buenas prácticas, con modelos contables muy distintos y sistemas de gestión de información muy débiles que hacen difícil asegurar que la información presupuestal sea de la calidad necesaria para tomar decisiones.

En materia de información presupuestal hay buenas y malas prácticas, pero ¿Cómo distinguir unas de otras y cuáles son? Los siguientes son algunos ejemplos.

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Eduardo Bohórquez
FOTO: CORTESÍA DE TRANSPARENCIA MEXICANA

LO QUE ESTÁ BIEN

1. Las leyes de ingresos, así como los presupuestos de egresos y ciudadanos se deben publicar de manera oportuna en formato de datos abiertos, con información desglosada y legible.

Si las autoridades no son transparentes, no hay manera de que los ciudadanos puedan denunciar que no se cumple con lo que se establece en los presupuestos de egresos o que no se están asignando recursos suficientes para una determinada área, explica Diego Díaz, investigador del área de Finanzas Públicas del Imco.

2. Contar con una gaceta municipal en versión digital y hacer un buen uso de las herramientas electrónicas.

Juan Pedro Barrón, titular de la dirección de la Unidad de Transparencia y Acceso a la Información Pública del ayuntamiento de Tepic, Nayarit, refiere que los funcionarios de primer nivel deben conocer a detalle el presupuesto, así como el personal administrativo, que es el que hace las peticiones de cómo se va a emplear el dinero. Eso contribuye para que el gasto se ejerza con responsabilidad y conocimiento.

3. Desglosar el plazo de contratación de la deuda pública y las tasas de contratación de la misma.

Este rubro tiene un nivel de cumplimiento de 22 por ciento. Los funcionarios se resisten a hacer públicos estos datos, a pesar de que, por tratarse de recursos públicos, es información que la sociedad debe conocer, independientemente de qué se pueda hacer con ella.

corregir-camino-municipio4. Ejercer la transparencia proactiva, es decir, ir más allá de lo que la normatividad estatal, municipal o federal establece.

Si no se tiene la información básica sobre cuánto cuesta cada uno de los servicios públicos, es difícil asignar los presupuestos correctamente, sobre todo en periodos de escasez financiera, apunta Eduardo Bohórquez.

5. Publicar tablas de viáticos usados por los funcionarios.

Pese a que también debe hacerse pública esta información por tratarse de recursos públicos, en ocasiones falta voluntad política para dar a conocer lo que se gasta en giras de trabajo, afirma Diego Díaz.

QUÉ NO HACER

1. Llenar documentos oficiales y registros a mano.

Cuando se revisa un documento, si no se puede determinar si un número es 9 o 6, se considera ilegible. “Hay presupuestos estatales, como los de Oaxaca, Tabasco, Durango, Guerrero o Baja California que tienen secciones de su gasto que no se pueden leer”, refiere Diego Díaz.

2. Publicar la información en formatos no abiertos.

Los datos abiertos pueden ser utilizados, reutilizados y redistribuidos libremente por cualquier persona. El presupuesto municipal que se publica en hojas de cálculo facilita que los ciudadanos puedan consultar a detalle la información y extraer de manera fácil lo que requieren. En cambio, si se publica en una fotografía o en una imagen escaneada, obliga a los ciudadanos a realizar manualmente la captura de datos.

3. No permitir la descarga del periódico oficial del estado.

Si no se puede descargar el medio de información oficial del estado, donde se dan a conocer los decretos mediante los cuales se aprueba la cuenta pública de los municipios y otras disposiciones que tienen que ver con los recursos que se les asignan, las personas que quieran consultarlo requerirán de una conexión a Internet, algo a lo que no todos los ciudadanos tienen acceso.

4. No actualizar la información.

La falta de datos actualizados no permite que los ciudadanos estén enterados del estado actual que guardan las finanzas y el manejo de recursos en el municipio y dificulta la toma de decisiones adecuadas.

5. No desglosar las cifras.

Si la información de los presupuestos municipales no se desglosa, no es posible conocer los rubros específicos a los que se destinan los recursos. Por ejemplo, el Índice de Información Presupuestal Municipal publicado por el Imco en 2014 registró que la delegación Gustavo A. Madero desglosó en únicamente seis renglones todo su presupuesto, que en ese entonces era de más de 3 mil millones de pesos (mdp).

FALTA VOLUNTAD

Diego Díaz advierte que para evitar las malas prácticas es preciso cumplir con lo que establecen las leyes, en particular la Ley General de Contabilidad Gubernamental (LGCG), así como a los formatos que fija dicha norma y que son genéricos.

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Juan Pedro Barrón.
FOTO: CORTESÍA DEL AYUNTAMIENTO DE TEPIC, NAYARIT

El especialista manifiesta que es un tema de falta de voluntad política y que no hay justificación para que los municipios no publiquen sus leyes de ingresos o sus presupuestos de egresos, o bien para que la información no esté actualizada o no cuenten con motores de búsqueda en sus sitios web.

Para Eduardo Bohórquez, la información es la materia prima para la toma de decisiones y si no es de calidad, las decisiones serán malas. El director de Transparencia Mexicana comenta que otra arista del problema son los rezagos en el ámbito local. “Los ayuntamientos pequeños no tienen recursos presupuestales para invertir en consultoría, en innovación, en desarrollo y naturalmente no tienen acceso a las mejores prácticas de gobierno”.

Por otra parte, el experto destaca las inercias gubernamentales, ya que hay municipios donde las cosas se han hecho de cierta manera y cuesta trabajo cambiarlas, además de que hay municipios con estructuras administrativas poco modernizadas.

Nora Sandoval

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