Cuando finalmente fue vencido Porfirio Díaz, el gobierno maderista vivió una situación muy difícil en finanzas públicas.
Los dos últimos años de gobierno del dictador ya dejaban entrever problemas a futuro para las arcas públicas, los cuales se agravaron por el aumento en el gasto militar. El desequilibrio presupuestal, así como la desintegración de la estructura de recaudación y un mercado monetario insolvente, no se hicieron esperar.
El déficit presupuestario en el país pasó de 10 millones de pesos, entre 1910 y 1911, a 27 millones en 1912.
Para enfrentar el bache financiero y combatir las insurrecciones, el gobierno de Madero logró la autorización de partidas especiales, para lo cual aumentó impuestos a textiles, alcohol y producción de petróleo, además de pedir un préstamo del sector privado. ¿Le suena familiar?
Fuente: Leonor Ludlow, “La quiebra financiera y la debacle monetaria (1908-1916)”, en México en tres momentos, 1810-1910-2010.
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