De manera callada pero constante, durante los últimos nueve años ha habido gran actividad en diversas ciudades del país, para reformar la regulación y transformarla en un verdadero facilitador que atraiga nuevos negocios. Hoy hablaremos sólo de un componente de todo ese esfuerzo desregulador: el relativo al número de días y trámites requeridos para abrir una empresa.
Las ciudades que lideran en este terreno son Colima, Colima; Mérida, Yucatán, y Celaya, Guanajuato. En las tres, abrir una empresa requiere de cumplir seis trámites y siete días para realizarlos.
Nada mal si se toma en cuenta que el promedio de la OCDE son 5 trámites y 12 días. En este rubro, las tres ciudades tienen un desempeño mucho mejor que el del resto de Latinoamérica y el Caribe, donde, según reporta el estudio Doing Business, del Banco Mundial, se requieren nueve trámites para abrir una empresa y 53 días.
Es el tipo de cosas para presumirse, en el ánimo de que otros municipios mexicanos se apliquen por igual, y queden atrás los casos lamentables, como el de Acapulco, Guerrero, donde los nuevos inversionistas deben realizar siete trámites que les llevan 24 días; o Matamoros, Tamaulipas, donde abrir una empresa exige acudir primero a ocho ventanillas y esperar 25 días; o Cancún, Quintana Roo, donde la autoridad local demanda la realización de siete trámites y requiere una espera de 49 días.