Durante las últimas semanas, el Instituto Nacional Electoral ( INE) ha comenzado a reflexionar sobre los retos que enfrentaremos para organizar la elección de 2018. Aunque pareciera faltar mucho tiempo, el presupuesto que solicitamos para 2017 ya incorpora una parte importante de los recursos que necesitaremos para la organización de los comicios presidenciales.
El proceso electoral dará inicio en septiembre de 2017 y a partir de esa fecha arrancarán las actividades de los consejos locales y distritales del INE que vigilarán la elección. Por otra parte, en la opinión pública ya están presentes muchos de los aspirantes a las candidaturas de los partidos y también se perfilan candidatos independientes que, en su momento, solicitarán el apoyo ciudadano para cumplir con los requisitos de ley para competir. A pesar de que aún no llegan los tiempos de ley, la elección presidencial ya está aquí.
Para las autoridades electorales, los dilemas empiezan por resolver adecuadamente las quejas que se presentarán. El objetivo para las autoridades es garantizar que la equidad en la competencia entre los candidatos se mantenga a lo largo de todo el proceso y evitar que la elección inicie con cuestionamientos innecesarios.
Las elecciones del 2018 serán particularmente complejas por todo lo que estará en manos de los electores. Además de los comicios federales, en los que se elegirá al Presidente de la república, senadores y diputados federales, 29 entidades realizarán elecciones locales el 1o de julio de ese año.
Es por eso que el INE debe iniciar los preparativos desde ya. No sólo se trata de atender el tamaño de la elección, sino de perfeccionar los procedimientos de organización y capacitación que nunca se han puesto a prueba en esas dimensiones con la aplicación de la nueva ley para una elección presidencial.
Dos temas se antojan particularmente complejos para 2018 y son ya motivo de análisis y estudio por parte del INE: el primero es la fiscalización de los ingresos y egresos de todos los candidatos, partidos y coaliciones que participarán a nivel federal y local; el segundo es la organización del voto de los mexicanos en el extranjero. La fiscalización requiere de perfeccionar nuestros procedimientos, pero sobre todo, de garantizar un uso eficiente del poco tiempo que tendrá el INE para revisar y emitir oportunamente los dictámenes y resoluciones.
Por lo que toca al voto de los mexicanos en el extranjero, el reto para las autoridades electorales es doble: por un lado, es necesario impulsar y promover adecuadamente la credencialización de los mexicanos que están en el extranjero. Los consulados en el exterior ya atienden a quienes solicitan su credencial para votar con fotografía.
Sin embargo, resultará muy importante definir y aprobar la modalidad que se utilizará para la emisión del voto. Hasta ahora se ha ensayado el voto postal desde el exterior. El Consejo General del INE está en condiciones de discutir si es posible, con la seguridad necesaria, emplear algún medio electrónico que facilite la emisión del voto.
Antes de pensar en 2018, el INE tiene el compromiso de coadyuvar en las cuatro elecciones locales que se realizarán en 2017: Coahuila, Nayarit, el Estado de México y Veracruz. Los tiempos electorales no se detienen por lo que es importante evaluar la experiencia de este año y mejorar la calidad de las elecciones. En eso estamos.
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