Este mes inicia con un llamado para que casi la mitad de los ciudadanos inscritos en el padrón electoral, quienes habitan en 14 estados del país, acudan a las urnas. Gane quien gane, la trascendencia de los comicios está a la vista.
1. Las reglas del juego. Desde que se firmó el Pacto por México, los dilemas de la política para cada actor se han extremado. La colaboración entre el gobierno y las tres fuerzas políticas más importantes implica que los compromisos no escritos se cumplan. En el caso de las elecciones locales, el Pacto establece una regla de “juego limpio”, de equidad en la contienda y de no intervención de las autoridades de los partidos en los procesos. Si estas normas se cumplen, es factible que el acuerdo perdure. Si no es así, la negociación de las siguientes reformas será mucho más difícil. Así de simple.
2. Los equilibrios de poder. El ímpetu electoral priista obligó a la celebración de coaliciones, principalmente entre los partidos Acción Nacional (PAN) y de la Revolución Democrática (PRD), las cuales pretenden enfrentar a un rival fortalecido en estas votaciones. Sin duda, la perla de la elección es la gubernatura de Baja California, pero las presidencias municipales de ciudades importantes como Puebla, Jalapa y Oaxaca, también representan un desafío importante.
3. Elección probablemente histórica. Más allá de los resultados, ésta podría ser la última vez que los institutos estatales organizan comicios. Si la reforma política prospera es posible que el Instituto Federal Electoral (IFE) se convierta en un instituto nacional electoral, el cual se encargaría de organizar las jornadas locales y federales. Por esta razón, cada uno de los estados debe mostrar al máximo su capacidad organizativa para desarrollar votaciones exitosas. Esto oxigenaría el debate sobre la conveniencia o no de que el IFE permanezca.
4. Buen desempeño de las autoridades. Sacar “bien” la elección requiere de cuatro factores que se entrecruzan: Que la imparcialidad del órgano electoral no sólo sea una realidad, sino que se perciba así por los ciudadanos y los medios de comunicación. Que las tareas de la autoridad se cumplan a cabalidad en procedimientos como la instalación puntual de casillas; funcionarios bien capacitados para recibir la votación; el anuncio oportuno, sin caídas, de los resultados preliminares; el buen desempeño de la autoridad en los cómputos distritales, y la transparencia en la emisión de los resultados finales, entre otros. Que los litigios entre partidos se desahoguen lo más rápido posible, tanto en los institutos locales como en el IFE y en los tribunales, y que los candidatos perdedores acepten su derrota y se acote al mínimo la judicialización de los resultados.
A partir del 7 de julio, el nuevo mapa político establecerá las bases para la permanencia del acuerdo intrínseco al Pacto por México, al mismo tiempo que se redefinirán los equilibrios estatales para el ejercicio del poder en los próximos tres años. Siete meses después de haber iniciado el sexenio, son muchas las alcaldías que cambiarán de manos, algunas cambiarán de partido o de coalición en el poder. Asimismo, comenzarán nuevos ciclos políticos con mayor o menor alcance.
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