De la política virtual a la política real: el Frente Amplio por México

por | Jun 30, 2023 | De Puño y Letra | 0 Comentarios

Por José Alberto Márquez Salazar.

En los últimos años, la ciberdemocracia ha buscado desplazar a la democracia representativa y a la directa. A lo largo y ancho del espectro virtual, la política en México parece que se juega en las redes sociales o por las redes sociales. Estamos a punto de ver una realidad.

Es cierto, el siglo XXI exige a la democracia y a la política asimilar las nuevas formas de comunicación, interpretación y negociación que nos brindan las nuevas tecnologías. Sin embargo, en el fondo, así como en las novelas de Shakespeare ya están incluidos los dramas y alegrías esenciales de los seres humanos, en el ejercicio político el contacto humano, el diálogo y el encuentro real (físico), son esenciales.

Foto: El Economista.

Este lunes, con la participación de tres partidos políticos y una parte de la sociedad civil (SC), fue presentado públicamente el mecanismo por el cual se elegirá a la o el encargado de organizar al Frente Amplio por México (FAM) y, evidentemente, a la persona candidata a la presidencia de la República para el 2024. (Al igual que el Movimiento de Regeneración Nacional, para buscar salvar las reglas electorales no hablan de la o el candidato).

El proceso que presentaron los partidos Revolucionario Institucional (PRI), de la Revolución Democrática (PRD) y Acción Nacional (PAN), junto a una parte de organizaciones de la sociedad civil, se acerca a las elecciones primarias y “caucus” estatales que se realizan en los Estados Unidos de América.

El primero de los requisitos que deberá cumplir la persona que aspire a organizar al FAM es reunir 150 mil firmas. Y este requisito es el que fue cuestionado en primera instancia por algunos políticos, como el senador Germán Martínez al señalar: “yo no me voy a echar en manos de cargadas empresariales, de sindicatos con dueño o de padroneros partidistas”.

La recolección de firmas ya ha tenido algunos tropiezos en el pasado. Recordemos lo que le ocurrió o sucedió con Margarita Zavala cuando fue señalada por las autoridades del Instituto Nacional Electoral de “falsear firmas” al buscar ser candidata independiente para la elección presidencial en el 2018.

Sin embargo, de qué otra forma puede constatar o demostrar, un aspirante, que tiene la base territorial, la estructura y simpatizantes necesarios para enfrentar una elección presidencial.

La capacidad que tienen las redes sociales para generar decisiones y acciones políticas aún no tiene mediciones exactas. Es decir, no sabemos cuál es el impacto “real” que tienen los mensajes que envían los participantes del espectro político.

Tenemos un acercamiento de la potencia que pueden tener si recordamos la gran manifestación que presenciamos en defensa del Instituto Nacional Electoral, este 2022. La mayoría de las personas fue motivada a asistir a través de las redes sociales, aunque -evidentemente- los partidos políticos y gobiernos locales opositores a Andrés Manuel López Obrador también generaron una movilización física para asegurar la fortaleza de la concentración.

Este próximo lunes, 3 de julio, vamos a ver la capacidad de movilización real, de impacto, de convencimiento real que tiene muchos aspirantes y suspirantes a la presidencia de la República. Conseguir firmas no es una tarea sencilla.

¿Cuántos de ellos tienen robots que retuitean o dan “me gusta” a sus mensajes? ¿Cuántos seguidores son personas reales con credencial de elector y disponibilidad para ir a firmar y entregar una fotografía de su documento? ¿Cuántos de los aspirantes utilizan la promoción o las granjas de robots? … ¿A cuántos de ellos veremos derrumbarse?

Por ejemplo, el senador Germán Martínez ganó su curul en el Senado de la República bajó las siglas del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) por la vía de la lista. Es decir, no hizo campaña por tierra y no buscó los votos directamente (ahora es integrante del Grupo Plural)). El senador no tiene una cuenta de twitter. ¿Cómo iba a conseguir los apoyos?

Otro ejemplo. La senadora Lilly Téllez, que ganó con el 46.64 de los votos, por Sonora, en la fórmula con Alfonso Durazo, bajo las siglas de Morena y luego se pasó al Grupo Parlamentario del PAN, cuenta con 832,490 seguidores en la red social twitter. Es evidente que con el 20 % de sus seguidores podría completar sobradamente el primer requisito. ¿Podrá extraer, de la vida virtual a la física, a sus simpatizantes para que firmen?

Este martes 27 de junio, la senadora, entrevistada por Ciro Gómez Leyva, manifestó, por un tema ético, parte de sus 50 dudas sobre el proceso, y, publicó en twitter (@LillyTellez), un extractó de la entrevista. En tres horas, tuvo 142 comentarios -de toda índole-, 94 retuits, 444 “me gusta” y 36.3K de visualizaciones.

A diferencia de su compañera Téllez, la senadora Beatriz Paredes cuenta con una trayectoria política muy extensa (gobernadora en Tlaxcala, presidenta del PRI a nivel nacional y en la Ciudad de México, diversas veces diputada y Senadora, candidata a la Jefatura de Gobierno). Es seguro que, pese al deterioro del instituto político, Paredes sí tenga una red, una estructura de apoyo con la cual conseguir las firmas.

Beatriz Paredes, sin embargo, tiene en su cuenta de twitter (@BeatrizPRangel) 16,859 seguidores y su última publicación, un retuit del 5 de junio, obtuvo 5 comentarios, 12 retuits, 45 “me gusta” y 7,952 visualizaciones. Si fuera por las redes sociales, en especial la que mencionamos, la Senadora no tendría la más mínima oportunidad.

Si bien es cierto que el proceso es una gran oportunidad para que una parte del espectro de la SC participe para elegir la persona que organice al FAM, también lo es que los partidos políticos crearon una trampa para acotarla y, también, a algunos de los mismos candidatos. Se está privilegiando la trayectoria partidista.

La diferencia entre la sociedad civil y los partidos políticos radica en que, aún cuando éstos son parte de aquella, solamente los institutos políticos tienen los mejores mecanismos legales para postular a las personas candidatas a cargos de elección popular y la SC tiene las candidaturas independientes con requisitos casi inalcanzables. Tenemos un sistema de partidos políticos que los beneficia.

Así, los partidos políticos tienen padrones y militantes que las dirigencias van a poner en las manos de la o el candidato que consideren. El margen de las y los candidatos que no tengan esta oportunidad será acudir a la SC y las simpatías y apoyos que han ido recolectando y cultivando.

Al final de este primer paso para seguir concursando, veremos cuántas de las personas suspirantes tienen una política de cartón y cuántas una probabilidad seria y sólida para competir con la coordinara que elija “el pueblo bueno” en el proceso de Morena.

Puede cuestionarse el proceso del FAM para designar a su Organizador para la campaña presidencial del 2024, pero, sin lugar a dudas abre el espacio la participación de la SC (a diferencia de lo que se hace en MORENA) y permite, en primera instancia, privilegiar a los que tiene estructura, trabajo territorial, apoyo real y capacidad de convencimiento.

Uno de los hermanos malosos que tengo, me dijo alguna vez: “Sí este cuate no puede juntar a su familia, menos va a ganar una elección, por más chistoso que sea” o por más tuits y seguidores virtuales que tenga.

 

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José Alberto Márquez Salazar

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