Tenemos una ley en materia de trata de personas y un programa nacional contra la trata, además de fiscalías a nivel nacional y local especializadas en este delito, pero falta mucha comprensión jurídica y social de lo que implica la trata de personas y sus diversas modalidades de explotación.
El combate a la trata de personas representa un enorme reto a nivel mundial. Hoy en día lo es para cualquier Estado-nación, pues no solo vulnera la seguridad humana de la población, sino la integridad del Estado mismo, por lo que debemos afrontar esta problemática desde las políticas sociales, de seguridad pública y también desde una perspectiva de Seguridad Nacional, dado que la trata de personas se ha convertido en el cuarto delito más lucrativo a nivel global según datos del Departamento de Estado de Estados Unidos, pues este delito se ha colocado solo detrás del narcotráfico, el tráfico de armas y la piratería, con tendencias lamentables a su incremento.
La importancia de este grave delito es estratégica para los grupos de la delincuencia organizada nacional y transnacional debido a la rentabilidad que representa. Actualmente se estima que globalmente la trata de personas genera ganancias por aproximadamente $32 mil millones de dólares e involucra a 2.5 millones de personas, de las cuales, se estima que el 50% son niñas, niños y adolescentes según estimaciones de la Organización de Naciones Unidas.
México no ha podido colocar el combate a la trata de personas como un tema prioritario en las agendas gubernamentales y legislativas. Pese a los esfuerzos que se han hecho desde los congresos y la Comisión Intersecretarial Contra la Trata de Personas ha hecho falta mucha voluntad política. Tenemos una ley en materia de trata de personas y un programa nacional contra la trata, además de fiscalías a nivel nacional y local especializadas en este delito, pero falta mucha comprensión jurídica y social de lo que implica la trata de personas y sus diversas modalidades de explotación.
Este delito es invisibilizado de forma irresponsable e injusta, toda vez que cuando se persiguen delitos de delincuencia organizada, a nivel local o transnacional, la persecución se centra en detectar drogas o armas pero no se ve y mucho menos se investiga el delito de trata de personas que suele estar conexo con otros delitos que cometen las bandas pertenecientes al crimen organizado, pues dichas bandas usan a las personas para explotarlas sexualmente, someterlas a trabajos forzosos y enrolarlas a la fuerza en actividades criminales; muchas de estas víctimas son mujeres, adolescentes, niñas y niños.
En nuestro país aún no desarrollamos la perspectiva de seguridad humana, muy pocas veces se aborda de forma integral el combate a la trata de personas desde las políticas de seguridad pública y es casi nulo el abordaje de este delito transnacional plasmado en el protocolo de Palermo en las agendas de Seguridad Nacional de México y la región. El próximo gobierno deberá abordar esta temática desde las agendas internacionales y desde la agenda de Derechos Humanos y seguridad de SEGOB, de forma urgente, prioritaria e integral, visualizando además que el fenómeno de la trata de personas es transversal con otros delitos que comete la delincuencia organizada y el tráfico ilícito de personas.