¿Un incremento sostenido, mejores condiciones de vida, empleos dignos y remuneración justa? Todo parece ser parte de un paraíso económico que se ha convertido en demagogia, falsas promesas y un sueño al que muchos mexicanos continúan abrazándose para sobrevivir, porque son más y mayores las cifras de crecimiento poco equitativo, de pobreza y progreso desigual.
Es más el desaliento y el desánimo, mayores los esfuerzos por sobrevivir en un México en el que el desarrollo es lento, ineficaz y a veces, inexistente. Para los millones de mexicanos que día a día salen a trabajar, se reduce el universo laboral ante la falta de oportunidades que detonan en menores ofertas de trabajo y pocos recursos de educación y capacitación.
Esto se agrava si se suman las condiciones laborales más el sueldo percibido, que si bien no alcanza para la adquisición de nuevas habilidades, tampoco alcanza para llevar una vida cómoda o cubrir las necesidades más básicas, y apenas se estira para subsistir.
De acuerdo con el Observatorio Económico México ¿Cómo Vamos?, cuatro de cada 10 mexicanos, es decir, 42.9 por ciento de la población, no le alcanza el salario para alimentar a todos los integrantes de su familia y depende de los ingresos obtenidos mediante programas sociales, como las becas escolares de sus hijos, el apoyo otorgado a adultos mayores, además de remesas o ingresos en especie.
Por si fuera poco, México se encuentra entre los países la OCDE de mayor pobreza laboral, con altas tasas de desempleo y empleo informal, traducido en jornadas de trabajo con salarios inestables y desiguales, nula protección social y el no acceso a servicios financieros.
Y qué decir de Michoacán, que atraviesa el mismo fenómeno sumergido en estas malas condiciones, pues tan sólo en los dos primeros meses de 2015, apenas se generaron poco más de 2 mil empleos formales para su población joven, lo que significa que más de la mitad de la juventud michoacana padece falta de oportunidad laboral, mientras que los que se crearon son mal pagados.
La sociedad mexicana está al borde de la pobreza, sin oportunidad de crecimiento, sin trabajo que dignifique, sin productividad, sin equidad, sin seguridad, sin formalización. Ante este panorama, hace falta que los gobiernos impulsen un cambio en la economía a favor de todos los que componemos este país, equilibrando el desarrollo, respetando los derechos de cada uno de los mexicanos a tener una vida digna e impulsando una transformación hacia el bienestar común. Es mi opinión…
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