Singladura / Éxito total

por | Jun 5, 2025 | De Puño y Letra | 0 Comentarios

@RoCienfuegos1

Cuando la presidenta Claudia Sheinbaum, la primera mujer como sabemos que encabeza el poder Ejecutivo mexicano, festeja en grande el éxito total de la jornada comicial para definir un nuevo Poder Judicial en México, como lo hizo apenas en las primeras horas del lunes 2 de junio, hay que admitir que tiene toda la razón. “Haiga sido como haiga sido”, el Poder Judicial de este país se pinta ahora de guinda. ¿Qué razón tendría Morena para dar por fracasada la elección dominical?

Esto, especialmente de cara a quienes juzgan, exponen y argumentan que la histórica e inédita jornada electoral del uno de junio resultó un rotundo fracaso. Digo esto porque es clave interpretar de manera correcta lo que sucedió para saber qué hacer. Vamos por partes.

No son pocos los comentócratas o analistas que adversan o difieren del régimen instaurado en México tras la llegada al poder ejecutivo de Andrés Manuel López Obrador en el 2018, y que señalan que la elección del poder judicial fue el último clavo al ataúd que guarda ya a la democracia mexicana, una incipiente sin duda y que fue incapaz, también debido a la pésima calidad de la clase política antes en el poder y ahora desplazada a la oposición, de seducir a la inmensa mayoría de mexicanos, hoy obnubilados por un movimiento político denominado cuatroté y el padre de éste, Andrés Manuel López Obrador.

Han señalado además que el proceso que inició con la iniciativa de López Obrador, anunciada con un ramillete de 20 reformas constitucionales en febrero de 2024, nació viciado de origen debido a que supuso al menos la colonización  del Instituto Nacional Electoral y el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, el cual tras las elecciones del 2024 otorgó una sobrerrepresentación al poder legislativo federal no avalado en las urnas, lo que ha permitido a Morena y sus aliados hacer todo aquello que no habría podido consumar sin esa mayoría legislativa, considerada espuria.

Foto: Gobierno de México.

Añaden los críticos o adversarios de la cuatroté que se negoció con legisladores opositores o absolutamente impresentables para avanzar la reforma electoral constitucional gracias a la mayoría calificada. Recuérdense el apellido Yunes, a la senadora Araceli Saucedo y al senador José Sabino, éstos dos últimos dejaron las filas del PRD y se incorporaron a Morena.

De igual forma, muchos analistas anticiparon y alertaron con ello que la elección del Poder Judicial en México sólo sería el último empellón para sumergir al país en una dictadura constitucional tras el quebrantamiento de la división de poderes públicos del país, que quedarían tras la votación de junio prácticamente anulados.

También hicieron ver que el propósito esencial de esta reforma sería que Morena se erigiera en un poder absoluto, autoritario, sin pesos ni contrapesos en el ejercicio público. Esto gracias al férreo control que ya ejerce del poder legislativo federal y en una mayoría de los estados, donde también tiene la titularidad de los ejecutivos locales.

Otro argumento fue que la reforma echaría por la borda todos los esfuerzos hechos en México para construir un genuino estado de derecho, que diera certeza jurídica a personas y empresas, y se sustentara en el respeto de los derechos humanos, aun y esto se trate en cualquier escenario de una tarea inacabada, pero que muchos ven ahora mucho más cuesta arriba.

A los señalamientos críticos también se sumaron otros relacionados con las candidaturas de personas sin carrera judicial alguna, y el papel indebido y aun excesivo de la 4T y sus liderazgos para hacerse de la elección, al margen incluso del respeto al INE, el presunto principal árbitro comicial, al que además se le regatearon los recursos financieros necesarios para garantizar una jornada pulcra, o al menos aceptable por su confiabilidad.

Los críticos de estos comicios, inéditos por lo demás en México y en prácticamente todo el mundo, hicieron ver de manera insistente en los riesgos de la penetración del crimen organizado. Como sabemos, los contendientes quedaron sujetos a topes de financiamiento electoral y de índole personal.

También se advirtió que la elección judicial tuvo como origen un capricho presidencial antes que la exigencia de los ciudadanos, si bien es cierto que una inmensa mayoría de los mexicanos ha estado en desacuerdo con la forma como se imparte y administra la justicia en el país, un fenómeno que nutrió la narrativa del oficialismo para impulsar esta reforma.

Los adversarios también argumentaron la complejidad de la elección misma, una que sería de forma escalonada. Así, a nivel federal, el domingo solo se eligieron 386 jueces y la mitad de los magistrados de circuito (464).

La Suprema Corte sí se renovó por completo para tener ahora nueve integrantes en lugar de los once anteriores.

Los mexicanos que votaron lo hicieron además por dos magistrados de la Sala Superior del Tribunal Electoral, la cual tiene otros cuatro miembros y por las 15 magistraturas de las salas regionales de este tribunal. Además, fueron votados los cinco magistrados del Tribunal de Disciplina Judicial, el nuevo organismo que controlará el desempeño de jueces, magistrados y ministros.

En 19 de los 32 estados del país, se eligieron jueces locales (casi 1.700), además de celebrarse elecciones a alcaldías y otros cargos, que si concitaron la participación electoral. Así hubo ciudadanos que tuvieron que llenar hasta 13 boletas electorales.

Más todos estos argumentos y otros más, poco o de nada sirvieron para abrir las urnas el domingo uno de junio a una copiosa participación. ¿Importaba?

Pocas horas después la presidenta, que mantuvo un papel protagónico en la tarea de convocar a votar, festejó “el éxito total” de la jornada, aun cuando ésta tuvo una participación mínima y aún por debajo de lo esperado para un día histórico.

Sheinbaum no dudó en calificar la jornada de “impresionante, maravillosa y democrática”, así sólo hayan votado entre 12 y 13 millones de mexicanos, de un universo facultado para hacerlo de casi cien millones.

De nueva cuenta, no pocos analistas coincidieron en señalar que Sheinbaum tendrá que hacer una lectura interna de lo ocurrido, considerado un total fracaso, un no rotundo de la mayoría de los electores mexicanos, a quienes se les engloba con frecuencia en el concepto de “pueblo sabio y bueno”.

¿Quién tiene razón? Me parece esta vez que Sheinbaum. Después de todo, poco o nada importa la escuálida votación de los mexicanos, muchos de ellos obligados, presionados o mandatados, tampoco importa que muchos ni siquiera hayan entendido el proceso ni la trascendencia de su sufragio en esa jornada, y mucho menos que si no todos, un abrumadora mayoría de los candidatos que resulten elegidos una vez que se confirmen los resultados, sean afines, proclives y simpatizantes del movimiento político convertido en el poder más duro que registre México a la fecha, si acaso sólo comparable con aquel que ejerció el PRI durante décadas. La cuatroté ya tiene en sus manos el poder que le faltaba. Pronto comenzaremos a ver qué hacen con él y qué pasa en la vida de más de cien millones de mexicanos, entre ellos aquellos que no acudieron a las urnas. Sheinbaum tiene razón, la elección fue todo un éxito. @RoCienfuegos1

Otros artículos del autor:

Singladura / Impunidad

Singladura / ¿Guerra avisada no mata soldado?

Singladura / Crisis sobrepuestas

Roberto Cienfuegos

Es licenciado en Ciencias de la Comunicación y Maestro en Dirección Comercial. Su trabajo periodístico en México, América Latina, Europa y Asia ha sido publicado por McGraw-Hill, la revista colombiana Dinero, las agencias noticiosas Ansa (Italia), United Press International (UPI de Estados Unidos) Xinhua de China y Notimex de México, los diarios La Opinión de Los Angeles, Hoy y The Dallas Morning News.

0 comentarios

Enviar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *