Uno de los instrumentos más importantes para reconvertir al campo mexicano y colocarlo a la vanguardia internacional lo constituyen, sin lugar a dudas, la maquinaria y las tecnologías ad hoc a las exigencias ambientales.
Para estar alineados en esta dinámica y mitigar el cambio climático que afecta con severidad a la producción de alimentos, es necesario que nuestros productores agrícolas cuenten con tractores, trilladoras, cosechadoras, sistemas de riego y todo tipo de herramientas y técnicas, de las más eficientes, que contaminen lo menos posible.
Lo anterior es un reto de grandes dimensiones para México. Carlos Sandoval Miranda, director general del Centro de Estudios, Investigación e Innovación Tecnológica de la Valuación para América Latina (CEIITVAL), explica que al menos en 80 por ciento de los 2,441 municipios de nuestro país se trabaja la tierra con maquinaria y tecnologías obsoletas.
El rezago del sector agrícola es de más de 20 años, ya que en el medio rural —pero sobre todo en las zonas sur y sureste del país— generalmente se utiliza la maquinaria desechada por Estados Unidos hace un par de décadas.
En entrevista con Alcaldes de México, Carlos Sandoval asegura que en México, 90 por ciento de la superficie destinada a la producción de alimentos carece de maquinaria y tecnología de vanguardia que le permita alcanzar niveles máximos de productividad con un sentido de sustentabilidad.
Precisa que, de la región de América Latina, el nuestro es uno de los países que hace mayor adquisición de maquinaria y tecnología vetusta —misma que lleva años de no utilizarse en naciones industrializadas—, lo que a su vez bloquea el desarrollo interno y difi culta el camino para que el campo reduzca las emisiones de CO2.
Esta situación pone en desventaja a México para ser competitivo y productivo en el sector alimentario y en el mercado internacional de materias primas. Sandoval Miranda comenta que en 10 años la caída de la inversión para el desarrollo tecnológico en el medio rural ha sido de 60 por ciento, y en el caso específico de la producción del cacao, por citar un ejemplo dramático, ha sido de 40 por ciento en un lapso de cinco años.
Consecuentemente, los municipios se ven arrastrados por ese atraso, ya que buena parte de las economías locales dependen de las actividades agropecuarias.
ESFUERZOS REGIONALES
Sin embargo en algunas zonas del país, productores y autoridades locales han comenzado a tomar conciencia de la necesidad de modernizar la maquinaria agrícola, por lo que han puesto manos a la obra.
En Sinaloa existen municipios cuya producción de alimentos cuenta con tecnología y maquinaria de punta, lo que los coloca a la vanguardia mundial, refiere la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa).
Dos de estos ayuntamientos son Culiacán y Guasave. En el primero está la sede de la Asociación de Agricultores del Río Culiacán, que reporta una exportación de 687 mil 689 toneladas de hortalizas, con valor de 839 millones de dólares (mdd). En tanto, la Asociación de Agricultores del Río Sinaloa Poniente, ubicada en Guasave, exportó 79 mil 253 toneladas de esos alimentos, con valor de 131 mdd.
Éstos son sólo dos ejemplos del nivel de desarrollo en mecanización y tecnología que han alcanzado algunos municipios sinaloenses, en los que se cultivan más de 55 mil hectáreas y que reportan crecimientos productivos de 15 por ciento anual.
También existen otras experiencias exitosas en municipios de Jalisco, Guanajuato, Sonora, Baja California, Michoacán y Tamaulipas, que se han enfocado a la modernización tecnológica para el campo, si bien existe un contexto nacional diverso en el que se advierten serias asimetrías en materia de desarrollo agropecuario.
Ante este panorama, Carlos Sandoval afirma que el CEIITVAL se pronuncia por focalizar recursos a la investigación, que permitan el desarrollo nacional sustentable y destierre la dependencia tecnológica y alimentaria.
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