A Chicontepec, Veracruz, las ganancias del petróleo no han llegado. “En poco más de dos años y medio, lo único que nos han dado son 60 mil litros de gasolina magna y diésel, así como 3 millones de pesos (mdp) para asfalto. Petróleos Mexicanos (Pemex) ha construido tres escuelas y cuatro puentes, pero es una inversión mínima”, asegura Manuel Francisco Martínez Martínez, alcalde de dicha localidad, la cual forma parte de un proyecto de explotación petrolera que aporta 1 por ciento de la producción nacional de hidrocarburos.
El munícipe espera que esta situación se revierta en caso de aprobarse la reforma energética anunciada por el presidente Enrique Peña Nieto. “De lo contrario, a nuestro municipio le puede pasar lo que a otros, como Cerro Azul, que nada más lo ordeñaron y ahí se quedó, sin inversiones fuertes ni actividad económica importante, como se creyó que iba a ser”, asegura.
Los beneficios para Chicontepec —donde 71 por ciento de las casas tiene piso de tierra— se tienen que traducir en construcción de carreteras y escuelas, así como en más inversión para el sector salud, sostiene el funcionario, quien agrega que con el petróleo debe ocurrir lo mismo que con el turismo, es decir, que la inversión se quede en las comunidades donde se produzca el hidrocarburo.
PLANIFICAR EL ÉXITO.
La reforma energética que el Ejecutivo Federal envió al Congreso de la Unión, y que hasta el cierre de esta edición se encontraba en análisis, tiene como uno de sus puntos medulares la participación de particulares en las áreas de refinación, petroquímica, transporte y almacenamiento de los productos petroleros. De esta forma, el Gobierno Federal pretende detonar las inversiones en el sector y, en consecuencia, el crecimiento del país, especialmente en las zonas donde se asienta la industria petrolera.
Leticia Armenta Fraire, directora del Centro de Análisis Económico del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM), campus Ciudad de México, afirma que la apertura de Pemex representa una ventana de oportunidades, pero también de desafíos. “Su impacto en los municipios dependerá, por un lado, de cómo la iniciativa privada aproveche las nuevas oportunidades y que las autoridades locales entablen un diálogo positivo con los inversionistas, de tal manera que ambos vigilen que la suma de esfuerzos sea positiva.”
La experta refiere que en el sureste del país hay ciudades en las que, aun siendo colindantes, se puede observar un desarrollo económico positivo en una y uno negativo en otra. Lo que hace la diferencia son las vocaciones productivas, es decir, qué tan factible es para una comunidad proveer de insumos a la industria petrolera.
En función de lo anterior, los planes municipales de desarrollo son una pieza clave para que las alcaldías se incorporen de manera positiva a la dinámica de las nuevas inversiones.
Asimismo, Armenta Fraire comenta que se tiene que consultar la opinión de los empresarios locales para saber si están dispuestos a convertirse en proveedores, así como a los presidentes municipales para conocer las posibilidades de que la economía de las entidades esté en línea con las actividades de las empresas que se instalen en su territorio.
PREPARARSE PARA COMPETIR.
Paraíso, Tabasco, es otro municipio petrolero. Ahí se ubica Dos Bocas, uno de los puertos más importantes para la exportación de hidrocarburos. No obstante, el alcalde Jorge Alberto Carrillo Jiménez refiere que muy pocas compañías locales participan en la proveeduría a Pemex.
“Yo invito a los empresarios a que se preparen para competir, porque si los inversionistas piden una pieza que no está disponible en la región, nos conviene tener la capacidad de conseguirla y decirles: en tres días la tienes aquí. Debemos desarrollar infraestructura para que las compañías que lleguen tengan a la mano los recursos que necesitan para operar”, detalla el funcionario.
Leticia Armenta considera que la presencia de una industria como la de los hidrocarburos, le da a las alcaldías la oportunidad de incrementar su recaudación fiscal, debido al pago de impuestos que supone la instalación de plantas productoras y procesadoras.
“Una inversión mayor en las zonas petroleras, con más de una empresa participando en el sector, se traduce en una derrama económica más importante, debido en parte al personal que sería contratado y a los servicios que demanden. Por eso es una buena oportunidad para reactivar el desarrollo de los municipios”, apunta.
En ese sentido, la esperanza del alcalde de Paraíso es que con la reforma energética se generen más empleos y se reactiven otras ramas de la economía local, como la industria y el comercio. Considera que un buen ejemplo es Ciudad del Carmen, Campeche, “porque pudo conciliar con Pemex. De igual manera, nosotros tenemos todo para crecer de la mano del turismo y del petróleo. Para lograrlo, el ayuntamiento otorga facilidades a quienes desean invertir aquí, desde trámites rápidos y a tiempo, hasta orientación”, concluye el funcionario.
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