Las telecomunicaciones son una industria que ha crecido en forma sostenida en los últimos lustros, a tasas superiores a las de la economía mexicana en su conjunto; pero más que eso, son un facilitador fundamental en el desarrollo de muchos otros sectores industriales, ya que éstas inciden directamente en la competitividad y en la productividad de los individuos y de las comunidades.
Por muchos años, la telefonía fija resultó ser el principal servicio de telecomunicaciones en el que se centraron los esfuerzos para incrementar su cobertura, penetración y accesibilidad; sin embargo, hacia finales de la década de los 80 comenzó la provisión de servicios de telefonía móvil. Para el año 2012, México ya contaba con más de 97 millones de líneas móviles, con una penetración de 87 líneas por cada 100 habitantes.
El despegue y proyección de las telecomunicaciones se ha dado a partir de que los proveedores, tanto de cable como de telefonía, comenzaron a brindar servicios de acceso a Internet en los años 90, por lo que el acceso a banda ancha (se refiere a conexiones con velocidades de al menos 256 kilobites por segundo [kB/s]) se erige desde entonces como el instrumento fundamental a través del cual los usuarios tienen paso a una infinidad de contenidos, servicios y aplicaciones, incluidos la televisión y la telefonía.
El gobierno electrónico, los servicios de salud a distancia, el comercio electrónico, ingreso a redes sociales, las consultas a distancia a bases de datos públicas y privadas y el acceso a miles de aplicaciones de todo tipo son algunos ejemplos del alcance que tienen los servicios de banda ancha. Esto hace aún más patente la importancia de que los operadores móviles brinden acceso de banda ancha, quienes para mediados de 2012 ya contaban con 9.7 millones de clientes.
POLITICAS PÚBLICAS, UNA NECESIDAD
Pero ¿qué sucede en los municipios más apartados y marginados del país en donde las fuerzas del mercado no son suficientes para el abastecimiento de servicios de telecomunicaciones en competencia? Para estas regiones se requiere de políticas públicas que incluyan la participación coordinada de los tres órdenes de gobierno, en adición al sector privado, ya que no sólo se trata de una falta de infraestructura, sino de bajos niveles de ingreso y de analfabetismo digital de gran parte de la población.
Las políticas públicas en materia de telecomunicaciones ya no están orientadas a proveer de servicios telefónicos únicamente, sino a proporcionar servicios de acceso de banda ancha fija y móvil a todo el territorio nacional, con precios accesibles y con las velocidades mínimas que permitan el uso adecuado de servicios y aplicaciones.
Dadas las diferencias marcadas entre distintos municipios del país, es necesario definir políticas públicas adecuadas a cada región. Por lo general, las grandes ciudades cuentan con infraestructura cableada suficiente para los servicios de telecomunicaciones, pero en estas regiones la competencia se da en los distintos servicios, los cuales son abastecidos en su mayoría a través de la iniciativa privada.
De igual forma, estas regiones deben enfocarse a resolver las distorsiones provocadas por la alta concentración que existe en varios mercados, ya que es importante que se tomen en cuenta las necesidades crecientes del espectro radioeléctrico para ofrecer más y mejores servicios de banda ancha móvil, ante la saturación continua que experimentan las redes móviles en esas zonas.
Por lo anterior, las políticas públicas que se diseñen deberán considerar que el pago de los servicios y los costos de los equipos terminales de usuario no se conviertan en una barrera para que los habitantes de zonas marginadas puedan disfrutar de los beneficios de las tecnologías de la información y las comunicaciones.
INFRAESTRUCTURA, EL NUEVO PASO
Una política de infraestructura debe contemplar las distintas alternativas de conectividad (fibra óptica, redes inalámbricas, conexión satelital). Ante ello, el Gobierno Federal, a través de la Coordinación de la Sociedad de la Información y la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT), ha implementado diversos programas dirigidos a llevar conectividad de banda ancha a las regiones marginadas y remotas del país.
Un ejemplo de lo anterior, es que en noviembre de 2012, la SCT licitó servicios de conectividad satelital para 10 mil sitios ubicados en localidades con esas características. Asimismo, el gobierno trabaja en la expansión de la red de fibra óptica de la Comisión Federal de Electricidad (CFE), y también en la construcción de “hoteles de interconexión” para que esta red pueda ofrecer servicios de telecomunicaciones en localidades apartadas.
Así, en diciembre de 2012 se lanzó el primero de tres satélites del sistema MexSat, que tendrá como finalidad proveer conectividad satelital para proyectos de cobertura social en todo el país.
Para lograr lo anterior, los gobiernos estatales podrán coordinar esfuerzos federales enfocados a ampliar las redes de fibra óptica a través de asociaciones públicoprivadas, involucrando a los concesionarios de redes públicas de telecomunicaciones para hacer llegar sus servicios a zonas en las que no son atractivos para el mercado y hacerlos competitivos, así como facilitar los trámites sobre derechos de vía, para que los proveedores de éstos puedan desplegar sus redes.
ALFABETIZACIÓN DIGITAL
Con el objetivo de garantizar la alfabetización digital de la población, resulta indispensable que se lleve a cabo la adecuada coordinación de los tres órdenes de gobierno, ya que sin ella, los esfuerzos para el despliegue de infraestructura serán insuficientes. Así, deberán revisarse los planes de estudio para incluir el adecuado manejo de computadoras y otros dispositivos digitales desde, cuando menos, la educación primaria. Adicionalmente, será importante diseñar programas que permitan a los adultos capacitarse en el manejo de las tecnologías de la información y las comunicaciones, por lo que la coordinación federal y estatal es indispensable.
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