Pocket parks y bajo puentes, dan nuevo rostro a ciudades

por | Mar 1, 2015 | Expediente Abierto, Marzo 2015, Marzo 2015 | 0 Comentarios

En un terreno deteriorado o debajo de los puentes vehiculares es posible colocar negocios y áreas recreativas que ayudan a mejorar la imagen urbana y favorecen la convivencia

CalleLa idea de reutilizar lo que aparentemente ya no funciona no sólo se aplica a los desechos sólidos: hay espacios públicos que por sus condiciones de deterioro o porque en el momento de su construcción no se consideró algún uso específico para ellos, quedaron en el abandono, lo que ha generado problemas como inseguridad y acumulación de basura.

En las ciudades de vanguardia, las autoridades ponen en marcha políticas públicas para aprovechar este tipo de espacios. Los “parques de bolsillo”, así como la habilitación de negocios y espacios recreativos en los bajo puentes son ejemplos de una forma creativa e innovadora de usar áreas desperdiciadas, abandonadas o convertidas en territorio de delincuentes.

ZONAS DE CONVIVENCIA

Los parques de bolsillo o pocket parks, como también se les conoce en otros países, parten de una idea simple pero con gran impacto: son superficies pequeñas de no más de 5 mil metros cuadrados en medio de edificios o en esquinas, en las que se colocan jardines, macetas y plantas, así como bancas y juegos recreativos, entre otro tipo de mobiliario urbano.

Luis Zamorano

Luis Zamorano

Luis Zamorano, director de Desarrollo Urbano y Accesibilidad de CTS Embarq México —organización no gubernamental (ONG) especializada en desarrollo urbano y movilidad—, explica que una de las contribuciones más importantes de estos espacios consiste en ampliar el espacio peatonal y reducir el que se destina a los automóviles, así como crear espacios públicos que ayuden a mejorar las condiciones de seguridad vial, principalmente donde hay intersecciones que son complicadas, en donde hay cuchillas o donde se cruzan más de dos calles, además de que ayudan a mejorar la imagen urbana.

Juan Carlos Zentella, director general de Local & Global Ideas, un centro de investigación aplicada sobre desarrollo urbano y vivienda, ordenamiento territorial y cambio climático, precisa que los parques de bolsillo aportan metros cuadrados adicionales de áreas verdes en zonas densamente pobladas, y explica que su función es habilitar zonas que están en desuso o que no son aprovechadas y que degradan la imagen urbana. Qué mejor que rehabilitarlas como un espacio para la convivencia social y la lectura, ejemplifica.

SOLUCIÓN ECONÓMICA

En México, algunas ciudades ya han adoptado esta práctica. El Distrito Federal; Córdova, en Veracruz; Zapopan y Guadalajara, en Jalisco; así como Los Cabos, en Baja California Sur, son algunos ejemplos. Roberto Flores, director General de Planeación y Desarrollo Urbano de Los Cabos, dice que en este lugar se ha impulsado fuertemente la creación de parques de bolsillo debido, entre otras cosas, a que al ser un municipio turístico es muy importante cuidar la imagen urbana.

Juan Carlos Zentella

Juan Carlos Zentella

El arquitecto explica que el año pasado se creó el primer pocket park en San José del Cabo. “En este momento trabajamos con seis: tres en Cabo San Lucas y tres en San José. Son de bajo presupuesto, la extensión de cada uno va de 20 a 400 metros cuadrados y nos coordinamos con el Instituto Municipal de Planeación de Los Cabos, aunque también con la sociedad, ya que para llevar a cabo estas transformaciones es fundamental hacer partícipes a quienes viven cerca de esos espacios, pues ellos serán los que los cuidarán y conservarán.”

El funcionario expresa que los parques de bolsillo de la localidad se han construido con bajo presupuesto, con costos que van de los 50 a los 100 mil pesos. “Contamos con el apoyo de algunas empresas, de los ciudadanos y de las escuelas, así como de personal del ayuntamiento que apoya con la mano de obra.”

Algunas empresas locales y nacionales han donado parte del material usado; la pintura, por ejemplo. Y una característica muy importante, añade Flores Rivera, es que estos proyectos son sustentables. Las bancas están hechas de desechos de madera o de metales. “Lo importante es aprovechar los recursos locales. Incluso la vegetación que se coloca es especial, pues en Los Cabos tenemos el problema de la escasez de agua y necesitamos especies que requieran poco líquido.”

También recomienda que los parques se instalen en puntos estratégicos, donde los ciudadanos los requieran, para que se apropien de ellos, ya que de lo contrario serían espacios “muertos” que quedarían en el olvido.

Por su parte, Zamorano plantea que antes de impulsar parques de bolsillo es más importante garantizar que los tradicionales estén en óptimas condiciones. En tanto, Roberto Flores dice que con lo que se puede hacer un gran parque, se pueden crear hasta 100 de bolsillo. “Ambos favorecen la recreación familiar; sin embargo, debemos tender a fomentar los espacios de recreación cercanos. Los grandes parques están lejos de donde la gente vive. Los de bolsillo son pequeños espacios a no más de 3 o 5 minutos de distancia caminando”, refiere.

 

DF, ejemplo en bajo puentes  
En el Distrito Federal, la iniciativa de usar los bajo puentes nació en 2010 con la finalidad de ofrecer mayor seguridad al peatón.
Se estima que en la capital del país 30% de estos espacios está destinado a áreas comerciales.
Los espacios deben estar distribuidos en un 50% de espacio público, 30% en áreas comerciales y el 20% restante para estacionamiento.
La Ciudad de México cuenta con 5.2 m2 de áreas verdes por habitante, mientras que la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda que sea entre 10 y 15 m2.
Fuentes: Secretaría de Desarrollo Urbano y Vivienda del DF y OMS.

 

TODOS GANAN

Otra experiencia exitosa de aprovechamiento de los espacios urbanos son los bajo puentes. En algunos de los que existen en el Distrito Federal se han instalado restaurantes, panaderías, centros de cobro de la Comisión Federal de Electricidad o comercios. Al respecto, Luis Zamorano apunta que en este esquema todos salen ganando.

rio churubuscoPor lo general, los bajo puentes son lugares solitarios y oscuros, que facilitan la comisión de delitos o conductas que no son positivas, dice el especialista, y añade que por estar ubicados en flujos muy importantes de peatones o de vehículos, tienen una vocación comercial que no se puede soslayar. La política consiste en generar en esos sitios espacios comerciales que las autoridades capitalinas arriendan a particulares.

“Todos salen ganando: las autoridades al obtener un ingreso, y el ciudadano gana en seguridad pública, porque ese espacio tiene ahora mucha vida. También ganan quienes instalan ahí sus negocios, así como los empleados. Es un círculo virtuoso. El Distrito Federal está a la vanguardia y en eso se equipara a urbes como Nueva York”, sostiene Zamorano.

Sin embargo, Juan Carlos Zentella precisa que no todos los bajo puentes que han sido aprovechados tienen un uso comercial. En Jalapa, por ejemplo, algunos de estos sitios han sido transformados en zonas ajardinadas con senderos peatonales, lo cual implica que el gobierno municipal les tenga que dar mantenimiento y asegurarse de que estén iluminados. Asimismo, comenta que varias ciudades son ejemplo a seguir en este modelo. Nueva York y Portland, en Estados Unidos, así como París, en Francia, y otras urbes europeas han habilitado espacios de este tipo para crear zonas peatonales.

Zentella sugiere a los municipios implementar políticas de creación de espacios públicos en general, en zonas que carecen de este tipo de infraestructura, que están densamente pobladas y en las que sus habitantes viven en condiciones de pobreza y hacinamiento, como Iztapalapa, en el Distrito Federal, o Ecatepec, en el Estado de México.

También refiere que el sector privado puede intervenir y un ejemplo exitoso de ello es el Parque Uno, en Iztapalapa, habilitado básicamente con recursos del empresariado. Otra experiencia positiva es la Línea Verde de Aguascalientes, que es una iniciativa ecológica y urbanística con espacios para la convivencia familiar. Se trata de un parque lineal de 15 kilómetros donde pasan ductos de Pemex, y en el que el gobierno municipal recuperó un área verde y creó espacios recreativos.

Nora Sandoval

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