El tema del mantenimiento de vialidades, sean o no urbanas, ha cobrado importancia debido al incremento de flujo vehicular y la extensión en superficie de dicha infraestructura. Involucra aspectos técnicos, ecológicos, económicos y sociales. Es un tema que impacta a la población.
Para abordar el tema, se debe establecer primeramente las etapas a considerar para llegar al producto final que conocemos como vialidad. Estas etapas incluyen los siguientes estudios: a) Tránsito para estimar el volumen de tráfico que circulará por la vialidad (incluyendo la estimación del tipo y peso de los vehículos); b) Mecánica de suelos y/o geotécnia para determinar las capacidades de soporte de los estratos de suelo que estarán por debajo de la estructura del pavimento; c) Geomática (topografía) para definir el trazo horizontal y, sobre todo, los niveles que permitirán la salida de las aguas pluviales; d) Hidrología e hidráulica para estimar los volúmenes de agua pluvial que incidirán en la vialidad y generar las soluciones apropiadas; e) Estudio de los materiales de la región que serán empleados en el proceso constructivo; f) Diseño de pavimento (rígido o flexible) así como de la estructura del pavimento (base, sub-base, etc.); g) Diseño geométrico de la vialidad; h) Construcción de la vialidad (con su correspondiente supervisión técnica); i) Mantenimiento de la vialidad.
Las etapas enlistadas no son exhaustivas ni necesariamente aparecen en orden cronológico.
Existen múltiples causas de daños en las vialidades, por lo que no es posible señalar un patrón único de reparación aplicable a todas las zonas geográficas del país debido a la diversidad de materiales que se emplean en el proceso constructivo en cada zona.
Una parte importante en la implementación de soluciones a la problemática del estado físico de las vialidades, se encuentra en la estructura de gobierno responsable de dichas vialidades. Me permito sugerir algunas ideas que, si bien parecieran no estar relacionadas directamente con el problema físico, son parte importante de su solución.
Profesionalización del gobierno. En todo gobierno existe la dependencia específica responsable de construir, mantener y operar las vialidades, en general la infraestructura. En dichas dependencias se encuentran profesionistas de muchas disciplinas (arquitectos, contadores, industriales, etcétera) y eventualmente ingenieros civiles.
La única profesión que en su plan de estudios incluye el conocimiento de maquinaria pesada, estudios de suelos, diseño de pavimentos, hidráulica, etcétera, es la Ingeniería Civil. Resulta paradójico que sean tan escasos los ingenieros civiles en áreas donde ningún otro profesionista puede resolver los problemas, excepto un ingeniero civil. Otros profesionistas pueden aprender la generalidad del tema, pero no poseen el ”background” que posee un ingeniero civil. Esta profesionalización debe empezar por los titulares de las dependencias.
Normativas estatales y municipales. Las normativas de otros países están preparadas para las condiciones de dichos países. Se deben desarrollar reglamentos propios que consideren las variables locales que intervienen: clima, materiales, etcétera, por lo que el simple “copia y pega” debe evitarse dado que conduce a adoptar soluciones aplicables a otras regiones. Una vez que se tengan dichos reglamentos, debe exigirse su cumplimiento y sancionar severamente a quienes no lo cumplan.
Profesionales profesionistas. Pareciera una “cantinfleada”, pero no lo es. Existen muchos profesionistas que no son profesionales porque desarrollan su trabajo de mantenimiento y/o construcción de una manera insatisfactoria. Esto incluye a contratistas y gobierno. Es lógico entender la causa de esto: si se aprende de forma práctica por no contar con el conocimiento de ingeniería básico, se terminan haciendo mal las cosas y transmitiendo ese mal conocimiento a las nuevas generaciones. Para profesionalizar al área es necesario contratar a ingenieros civiles capacitados. Esta profesionalización requiere que los especialistas, certificados por los colegios, tengan la preparación, capacitación y sean los responsables del diseño y especificaciones de las vialidades; no usar soluciones genéricas.
Capacitación. La tecnología, el conocimiento, la reglamentación y los materiales usados son dinámicos. Lo que aprendimos en la universidad es seguro que ha cambiado, los principios básicos no cambian. Es por ello necesario que todos quienes estamos en el proceso constructivo de infraestructura nos capacitemos constantemente. Existen programas de capacitación y educación continua disponibles en muchos lugares con asientos vacíos. Cualquier cantidad destinada a capacitación es una inversión que redunda en mejores resultados. Los gobiernos y las constructoras deben capacitar al personal: es una inversión. La sugerencia es dejar de cuidar los centavos y tirar los pesos, la capacitación redunda en ahorros y calidad del producto terminado. No dejen a los ingenieros civiles rezagados en el conocimiento de su área.
Asignaciones por calidad. El criterio de asignación de obra al menor costo ha demostrado hasta el cansancio su invalidez al obtener obras de infraestructura que deben ser reparadas al poco tiempo. El criterio de asignación debe estar formado por: experiencia del personal (obligado a participar en la obra una vez colocado su nombre en la propuesta), capacidad de la empresa y del personal en el tema de la obra, resultados de la empresa en obras similares y finalmente costo. El resultado de lo anterior: construcciones de calidad y que requieren menor mantenimiento. Se debe perder el miedo a seleccionar una propuesta económica más alta siempre que garantice mejores resultados en calidad y duración. El presupuesto disponible para infraestructura es limitado, no se debe gastar cada año en los mismos tramos.
Calidad y Mantenimiento. Una característica de nuestra cultura es la falta de mantenimiento a la infraestructura, sea privada o pública. Toda infraestructura debe recibir mantenimiento y se deben asignar las partidas económicas apropiadas, esto hará que las mismas logren sus periodos de vida proyectados. El mantenimiento es parte de la calidad de la infraestructura y es responsabilidad directa de las secretarías gubernamentales correspondientes. Los contratistas asignados deben incluir una póliza de mantenimiento que abarque al menos el primer año de vida de la infraestructura. En la operación se debe tener en cuenta el daño que se ocasiona a los pavimentos (rígidos o flexibles) por las unidades motoras: un vehículo común ocasiona un daño mínimo en comparación con las unidades pesadas (autobuses, camiones de materiales, tráileres, etcétera) por lo que se debe hacer que dichas unidades estén restringidas en las zonas que pueden circular y elevar el monto de las multas considerando el daño efectivo que inducen a la vialidad. Relacionado a ello, se debe vigilar estrechamente el peso permitido de dichas unidades.
Las soluciones particulares a cada región deben ser dictadas por los especialistas que viven y ejercen en dichas regiones. Ellos conocen (o deberían conocer) los materiales, equipos y maquinarias existentes en la región y la situación de uso (y abuso) de las vialidades de su localidad. Todo lo anterior redunda en el beneficio del ciudadano, de quienes se reciben los sueldos por vía de los impuestos cobrados.
0 comentarios