Estadísticas de 2017 de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT), respecto a accidentes de tránsito, reportaron que a nivel nacional se suscitaron 12 mil 553 percances viales, entre los cuales hubo 11 mil 163 heridos y 3,371 decesos, para un total de 14 mil 534 involucrados directos.
Si se contempla un panorama contextual, el escenario es desalentador: en 2015 existió un promedio de 30 decesos diarios, que aumentó a 32 en 2016 y se elevó a 33 en 2017.
Los estados que encabezan la tasa de accidentes automovilísticos son: Jalisco (2,484), Puebla (2,268), Ciudad de México (2,048), Estado de México (1,882), Guanajuato (1,865) y Sinaloa (1,824). Estos datos hablan de una tendencia incremental, con un acumulado de 11 mil 680 decesos, que según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) (2017) y la SCT (2017) se atribuyen a:
Datos de la SCT indican que el uso del móvil es el mayor distractor, seguido del exceso de velocidad, conducir en estado inconveniente y no usar el cinturón de seguridad. Si bien parece evidente que el mayor causante es el mismo conductor, debido a distracciones e imprudencia, también es necesario repensar un poco el panorama, veamos porqué.
Cuando autopistas, carreteras, avenidas y calles carecen de una adecuada planeación también se fomenta el aumento de accidentes, por ejemplo, al no tener un alumbrado la visibilidad de conductores se afecta en las noches. Si a esto se le suman los constantes baches y la falta de señalamientos es inevitable que un accidente suceda.
Los pasos a desnivel se construyen con piezas prefabricadas que no siempre se acoplan dejando huecos o bordos que en temporada de lluvias se convierten en baches, incluso son comunes las curvas sin peraltes.
En comunidades y municipios en desarrollo es común que se construyan calles y vialidades sin drenaje que en el largo plazo equivalen a un doble gasto, la construcción debe retirarse para colocar el alcantarillado o en ciudades de relevancia, la saturación y falta de mantenimiento del mismo propicia inundaciones.
Lo anterior significa que una persona, por conducir en una vía ya tiene 20 por ciento de posibilidades de accidentarse, hecho que se incrementa si esto ocurre en la noche. Lo más crítico es que no se debe a una distracción como lo hacen ver las estadísticas oficiales, es por una inadecuada planificación y elaboración de la vialidad.
La educación vial es necesaria, pero no suficiente para disminuir los accidentes de tránsito, se requieren otras acciones, como modernizar el mobiliario urbano y dotar con éste a las vías carentes del mismo; crear un inventario de avenidas, calles y banquetas que describa la infraestructura y sus insuficiencias; así como diagnosticar los requerimientos de peatones para conocer las necesidades, perspectivas y problemáticas viales.
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