En el proceso democratizador del país ha habido, cuando menos desde la contienda electoral de 1988, un intenso litigio acerca de un tema básico de cuya resolución depende la propia gobernabilidad: la legitimidad. Esta cualidad política ha sufrido diversas transformaciones que deben ser definidas y explicadas para valorar su sentido en un contexto democrático.
El autor aclara, de manera amplia y teórica, el concepto de legitimidad, al que atribuye tres sentidos: el estricto, “las creencias compartidas por gobernantes y gobernados en el derecho de mando de los primeros y el deber de obediencia de los segundos”; el apoyo actitudinal, que se refiere tanto al primer sentido “como a otras creencias y disposiciones que favorecen a los gobernantes, como la confianza o el entusiasmo”; así como la satisfacción que el desempeño del régimen produce entre sus gobernados. A estas tres evaluaciones también les ha llamado legitimidad en sentido amplio.
De esa forma, en este libro Loza realiza un estudio de las actitudes, creencias y opiniones de los pobladores adultos del DF sobre la legitimidad y el desempeño del viejo régimen político, y las consecuencias electorales de ellas entre 1997 y 2006.
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