La inseguridad ha alcanzado a los candidatos que resultaron favorecidos en los comicios de julio pasado, ya que Édgar Morales Pérez, quien ganó la presidencia municipal de Matehuala, San Luis Potosí, apareció ejecutado por disparos de arma de fuego en el interior de una camioneta.
Francisco Hernández Colunga, su ex jefe de campaña, también murió en el ataque. Según reportes policiacos, el político —que militaba en el Partido Revolucionario Institucional (PRI)— salía de una fiesta familiar cuando fue interceptado por desconocidos, que iban a bordo de otros vehículos.
En otros hechos, Nadín Torralba Mejía, presidente municipal con licencia de Tecpan de Galeana, Guerrero, fue secuestrado a manos de hombres armados, cuando circulaba por la carretera Acapulco-Zihuatanejo. El chofer salvó la vida, aunque resultó herido.
Torralba Mejía, político priista, compitió por una diputación local en los comicios de julio pasado, pero no consiguió su propósito. Familiares de la víctima informaron que los captores solicitaron un rescate de 50 millones de pesos (mdp) para liberarlo, sin embargo admitieron que carecían de los recursos suficientes.
Hasta el cierre de esta edición, no se tenía más información sobre el asunto.
También en Guerrero, la Procuraduría General de Justicia del estado detuvo a seis presuntos involucrados en el asesinado de Margarito Genchi Casiano, ex presidente municipal de Florencio Villareal y aspirante a una diputación local por el Partido de la Revolución Democrática (PRD). Los sospechosos pertenecen a una banda conocida como “La Barredora”.
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