El cuidado de los recursos forestales es fundamental para la conservación del medioambiente; sin embargo, las acciones de preservación no deben estar aisladas del desarrollo de las comunidades que se ubican en los bosques y selvas. En esa estrategia integral ha trabajado Reforestamos México junto con la empresa Bimbo, durante los últimos años, para impulsar proyectos de inversión en el sector de una forma sustentable.
Ernesto Herrera, director de Reforestamos México, indica que cuando la asociación civil se creó —hace casi una década— tenía entre sus principales premisas asegurar bosques y selvas que el país necesita para su desarrollo, pero había una serie de interrogantes sin resolver.
En primer lugar, el último catálogo que había en México de árboles majestuosos —que son aquellos ejemplares que se distinguen de los demás por su grosor, altura, edad o que tienen alguna connotación histórica— databa de 1974.
El primer paso para encontrar árboles majestuosos a lo largo y ancho de la república se dio en 2008, con el lanzamiento del proyecto Centinelas del Tiempo, un concurso de fotografía patrocinado por Barcel (línea de productos de Grupo Bimbo). Actualmente, la justa va por su tercera edición.
“En un principio, Centinelas del Tiempo se tomó más como un tema cultural, pero sucede que se convirtió en una herramienta con la cual se iba generando información sobre este tipo de ejemplares. Las primeras muestras se dieron en Oaxaca, en Jalisco y Morelos”, explica Herrera.
Este “subproducto” se transformó en el único registro mexicano actualizado de árboles majestuosos y al paso del tiempo también en un atractivo para impulsar el turismo en las comunidades donde se ubican dichos ejemplares.
“Así, cuando una iniciativa local en algún municipio quiera proteger sus árboles, se puede ‘colgar’ de esta herramienta, por lo que ya estamos creando incidencia”, destaca el directivo.
Hoy se sabe que en nuestro país existen 200 árboles en esta categoría, además de 10 arboledas (grupo de árboles majestuosos). Oaxaca lidera la lista con 37 muestras, seguido de Jalisco con 34, Morelos con 14 y el Estado de México con 12.
En este camino, Reforestamos México ha hecho alianzas con la Comisión Nacional Forestal (Conafor), la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp), con la propia Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) y con la Asociación Mexicana de Arboricultura. Ésta última es una organización civil dedicada al fomento de la cultura y el conocimiento de los árboles, lo que implica su manejo, conservación y labores de asesoría legal.
Con estos acuerdos, Reforestamos México ha empezado a involucrarse en el análisis de las mejores prácticas con los árboles en áreas urbanas para que se logre un manejo correcto de éstos cuando se da el desarrollo de infraestructura.
Los programas originales de la asociación han progresado también con el tiempo. Además, la organización se maneja ahora casi de manera autónoma a Grupo Bimbo, su principal impulsor.
“En la evolución de Reforestamos México migramos de ser conservacionistas a preocuparnos por el desarrollo comunitario de las personas que viven en los bosques, y posteriormente empezamos a tocar el tema de la rentabilidad forestal”, menciona Ernesto Herrera.
BIMBO Y EL MEDIOAMBIENTE
María de Lourdes Hernández, ejecutiva del área de Responsabilidad Social de Grupo Bimbo, explica que la empresa tiene cuatro programas ligados con este proyecto, los cuales son: Comprometidos con tu Salud, Comprometidos con el Medio Ambiente, Comprometidos con los Colaboradores y Comprometidos con la Sociedad.
La compañía no cuenta con una fundación como tal, pero gracias a su iniciativa nació Reforestamos México, con quien tiene sinergias en la plataforma de medioambiente. H
Hernández menciona que en los temas de emprendimientos productivos Bimbo apoya las diferentes iniciativas de Reforestamos México, como el desarrollo comunitario y la formación de líderes emprendedores.
“Los proyectos que nos trae la asociación son muy importantes. Siempre buscamos apoyar la sustentabilidad a través de distintos proyectos”, expone la ejecutiva.
MEJORES BOSQUES Y EMPRESAS
Ernesto Herrera indica que los cinco objetivos que hoy mueven a la organización —a través de toda una red de apoyo— son: lograr que empresas socialmente responsables inviertan en bosques, involucrar a líderes locales, apoyar la creación de empresas forestales sustentables, contribuir a formar mercados al servicio de los bosques y que gobiernos locales faciliten las tareas y otorguen incentivos.
“No es un tema de filantropía o de caridad, sino aquí el mensaje es: estoy invirtiendo en el tema forestal porque es importante. Porque si no hay bosques, no hay agua; si no hay bosques, no hay biodiversidad, y darse cuenta de que todos estos planes son necesarios para el desarrollo del país”, asevera el directivo.
En este proyecto, la participación del liderazgo local es fundamental puesto que los árboles no se cuidan por sí solos. “Si los bosques se abandonan, se queman, o se dañan son aprovechados para otro tipo de actividades; entonces lo mejor que se puede hacer es que la gente local lo haga de manera sustentable”, añade.
Para Reforestamos México, si los habitantes de las pequeñas comunidades con bosque que están alejadas de los grandes centros poblacionales deciden quedarse en su tierra, pueden tener una opción de emprender proyectos productivos. “Se van creando mejores bosques y empresas forestales.”
Las empresas forestales son las que producen y comercializan bienes del bosque, desde la madera hasta el agua, pasando por la biodiversidad, y que pueden comercializarse entre la sociedad. Herrara añade que los productos pueden venderse al sector privado que invierte en la cadena de valor.
“Entonces se le regresa al sector privado mejores tarimas, mejor papel, mejor miel de abeja, mejor café, dependiendo el giro del negocio”, ejemplifica.
HACIA LA RENTABILIDAD
La transición hacia los proyectos productivos se dio una vez explorada la parte conservacionista (cuidado de áreas protegidas) y el incipiente desarrollo comunitario (facilitar apoyos para que comunidades mayas, por ejemplo, reforestaran áreas por medio de viveros).
Sin embargo, había faltantes que llenar para que el proyecto tuviera razón de ser, que era la parte de impulsar proyectos económicos- productivos e involucrar a las comunidades y autoridades en todo el proceso.
A partir de 2008 se comenzó a avanzar en estas nuevas tareas con empresas forestales comunales que tuvieron que cambiar sus prácticas en el manejo y cuidado de árboles comunes y majestuosos, y que hoy ven cambios radicales gracias a ello.
Como ejemplos se encuentran los ejidos de La Ciudad, Vencedores y San Pablo, en el estado de Durango, donde se encuentran tres empresas forestales comunales que han alcanzado una certificación.
En total, Reforestamos México trabaja actualmente con 20 compañías de este tipo, de las cuales siete están certifi cadas, dos se encuentran en proceso de certificación y 11 están en proceso de elaboraciónde propuestas de trabajo.
“Una de las empresas que está en el proceso de elaboración de su propuesta de trabajo, Nobec, ubicada en Quintana Roo, sacó el primer lugar en la primera edición de foto de Centinelas del Tiempo”, recuerda orgulloso Herrera.
Cuando las empresas forestales cuentan con una producción certificada de madera pueden competir en el mercado sin mayor problema, incluso con la madera chilena —una de las más competitivas—, la procedente de China y también enfrentar el problema de la tala ilegal.
En el ámbito de la participación de las jurisdicciones locales, Reforestamos México argumenta que si los gobiernos se percatan de que la parte económica está funcionando, esto facilita que se involucren, lo que además forma parte de su responsabilidad.
“Por ejemplo, las políticas de compras verdes, que es una etapa que se puede ver más adelante, donde los gobiernos den incentivos para que las empresas florezcan. Y esta es una nueva etapa para nosotros, donde se da todo el tema de la incidencia, de la colaboración de las redes que hemos desarrollado”, menciona el representante de la A.C.
México tiene un padrón de cerca de 6 mil micro y pequeñas empresas forestales, y de ellas, unas 600 son las que producen madera, pero sólo 30, es decir, 0.5 por ciento, están certificadas por auditores externos.
“Con esas empresas comenzamos a difundir las mejores prácticas para que puedan reducir sus costos y producir más. Entonces se generó un manual de buenas prácticas para aserraderos, en donde con pocos recursos e inversión los ejidos pueden incrementar en 10 por ciento su productividad”, dice Herrera.
La Asociación Mexicana de Arboricultura es uno de los socios estratégicos más visibles para Reforestamos México en el tema de intercambio de información, que va desde los aspectos de manejo y conservación de ejemplares hasta plasmar en un marco legal estas iniciativas.
Víctor Velasco, vicepresidente de esta asociación, relata que los avances más representativos se han dado en el Distrito Federal, Oaxaca y Morelos, pero que cada vez hay más interés de las entidades por participar.
Oaxaca, por ejemplo, es la entidad con la mayor biodiversidad en el país y entre sus atractivos milenarios destaca el Árbol del Tule, por lo que se estableció en ley los requisitos que se deben cumplir en el tema de árboles majestuosos.
“Dentro de los aspectos más importantes que este decreto establece es que los árboles quedan protegidos de no ser derribados y que cualquier intervención estará sujeta a un dictamen y a una asesoría especializada por parte del Instituto de Ecología”, detalla.
El representante de la Asociación Mexicana de Arboricultura advierte que en Oaxaca, como en otras entidades o comunidades de la república, el involucramiento de la población es básico, ya que sin esta base ninguna iniciativa prospera.
PRINCIPIO DE IDENTIDAD
Valente Martínez Vázquez es originario de la región zapoteca de Santa María el Tule y fue designado presidente del Comité del Árbol del Tule por un periodo de un año, de acuerdo con los usos y costumbres de esa comunidad.
“Aquí tenemos todos un cuidado especial por este ejemplar. Que si está enfermo, que si le hace falta agua, que si le sobra”, relata. El apego se debe a varias razones y una de ellas es que este modelo de árbol es único en el mundo por su grosor y antigüedad —muchos dicen que tienen 2 mil años de edad—. Otra es por el atractivo turístico e histórico que representa el Tule.
Al año, cientos de visitantes nacionales y extranjeros llegan a admirar al ahuehuete por el cual se distingue a Oaxaca en todo el orbe. Uno de los implementos de los colonos es que los niños de entre 6 a 10 años de edad hagan la presentación del árbol y de sus características en diferentes idiomas (inglés, francés, italiano o alemán).
“En nuestra comunidad es nuestra carta de presentación”, dice satisfecho Martínez, originario de este poblado de 5 mil habitantes localizado a 15 minutos de la ciudad de Oaxaca, donde también se siembra maíz, frijol y alfalfa.
De esta forma, la iniciativa ha dejado una de las mayores lecciones: el cuidado que se debe tener por estos árboles milenarios, y por los árboles comunes, que se han venido insertando también en el apuntalamiento económico de comunidades en México.
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