Expediente Abierto

►Gestión de Residuos Sólidos ♦ Opinión

Equivocadamente, nuestro país mantiene el modelo obsoleto, caro y contaminante del “relleno sanitario” como columna vertebral de la gestión de 44 millones de toneladas anuales de residuos que genera. Esto es un claro contrasentido a las circunstancias que vivimos los ocho mil millones de seres humanos en el planeta. Nuestro consumo de recursos naturales en 1972 fue de 7.52 ton/hab/año, y para 2021 tuvo un aumento extraordinario de 59.35 por ciento, para llegar a 12.57 ton/hab/año de recursos naturales. Estos datos nos revelan que esta vida moderna (vida urbana) requiere de muchos más satisfactores (alimentos, vestido, comunicación, transporte y esparcimiento) que hace 50 años.

Conocemos nuestra huella ecológica desde 1996, a propuesta de William Rees y Mathis Wackernagel, quienes la definieron como los espacios terrestres y marinos necesarios para producir todos los recursos naturales y bienes que consumimos. Ya rebasamos la biocapacidad del planeta, lo que significa que estamos consumiendo los recursos naturales de nuestros hijos y nietos. Es por esto que no podemos seguir dilapidando nutrientes (residuos orgánicos) y recursos naturales (todos los materiales y sustancias que producimos para fabricar todo lo que usamos) en esta forma irresponsable de consumo y producción lineal que no corresponden al concepto de sostenibilidad, que ya parece una palabra hueca.

No debemos perder más tiempo en modificar el modelo de gestión de los residuos sólidos urbanos (RSU). Actualmente, esta gestión es obligación de los ayuntamientos. Sabemos que tienen poca capacidad financiera y carecen de personal calificado para implementar el nuevo modelo de gestión.

Es indispensable una campaña nacional de educación ambiental basada en las nuevas condiciones del planeta por la crisis climática. Debemos iniciar de manera inmediata la separación en fuente de nuestros RSU, como una forma de reducir las emisiones de metano que se generan en los dos mil 200 tiraderos a cielo abierto, que no rellenos sanitarios. Es necesario que el Gobierno Federal intervenga en estas acciones en conjunto con los gobiernos estatales, como lo exigen la Ley General para la Prevención y Gestión Integral de los Residuos y el Programa Nacional para la Prevención y Gestión Integral de los Residuos.

Debemos crear 200 centros regionales para la gestión integral de los RSU en todo el país. En ellos deberemos producir composta con la fracción orgánica de los RSU debidamente separada en cada región, que debe comprender varios municipios. También, se deben agregar las excretas de animales y las podas de parques y jardines. Con estos residuos podremos producir cinco millones de ton/año de composta que deberán utilizarse para recuperar suelos erosionados y regenerar su capacidad de absorción de CO2.

Debemos acopiar separadamente los seis tipos de plásticos que más usamos con la meta de aumentar su reciclaje hasta llegar a 7.0 millones de ton/año. Hoy solo reciclamos 2.0 millones de ton/año. El resto de los RSU que no son reciclables se deben usar para producir unos 12 millones de ton/año de combustible derivado de residuos (CDR), los cuales, pueden comprarlos los 35 hornos cementeros existentes para sustituir el coque del petróleo y reducir emisiones de CO2. Es urgente.

*Presidente de México, Comunicación y Ambiente, A.C. Experto en Gestión de Residuos y Cambio Climático. www.carlosalvarezflores.com Twitter: @calvarezflores.