México ha impulsado distintas acciones para aumentar su competitividad, no obstante, el país ha perdido lugares en el plano internacional dado que otras naciones han logrado avanzar más rápidamente en los ámbitos económicos, de servicios, sustentabilidad, y finanzas públicas.
En el plano municipal, la situación tampoco es sencilla, aunque hay casos como el del ayuntamiento de Querétaro, donde las autoridades trabajan para lograr mejores condiciones para el desarrollo y asegurar la inversión productiva. La competitividad es un tema que está en la agenda de los ayuntamientos, pero sus programas necesitan de una visión de más largo plazo.
Además, existen factores estructurales que aún los limitan frente al avance de las grandes urbes mundiales. Tal situación obstaculiza un mayor crecimiento económico y, en consecuencia, un mayor desarrollo y bienestar social para la población.
El último reporte de competitividad del Foro Económico Mundial (WEF, por sus siglas en inglés) ubica al país en el sitio 66 de un total de 139 economías, lo que implicó un fuerte retroceso respecto al sitio 43 que ocupó en el año 2000, y explica en parte el lento crecimiento económico en la última década, de 2 por ciento en promedio.
La institución define a la competitividad como el conjunto de instituciones, políticas y factores que determinan el nivel de productividad de un país. Y ese nivel de productividad establece el desarrollo sostenible y el nivel de prosperidad que puede ganar una economía.
En consecuencia, las economías más competitivas tienden a ser capaces de producir mayores ingresos para sus ciudadanos. Con ello se entiende el porqué estas naciones tienen también los mayores índices de desarrollo y de ingreso, y porqué los avances en la competitividad se han reflejado en tasas superiores de crecimiento económico, en los últimos años, en los países asiáticos.
La coyuntura actual, donde es cada vez más evidente una mayor globalización, exige un mejor desempeño de las ciudades, que han sido rebasadas en su marco jurídico y diseño institucional y compiten por la atracción de capitales, no sólo a nivel local, sino internacional.
“Las ciudades de México se enfrentan a nuevos retos en la economía global, pero con una estructura institucional anacrónica que les impide dar soluciones eficientes”, destaca el Instituto Mexicano para la Competitividad (Imco) en su último reporte sobre el tema (2010).
El estudio más completo en competitividad municipal ha sido realizado por este organismo, y aunque se limita a la evaluación de 86 ciudades, abarca 373 municipios, donde reside 65 por ciento de la población y se genera 85 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB).
Salvador Moreno, investigador del Centro de Estudios Sociales y de Opinión, de la Cámara de Diputados, argumenta que por el momento es difícil evaluar la competitividad a nivel municipal por la escasez de información y por la falta de uniformidad.
Por ello, dice, los estudios se limitan a las grandes ciudades, ya que las localidades más marginadas, con menos recursos, no tienen la misma capacidad de generación de información.
Entre las localidades que registran una competitividad adecuada, de acuerdo con el Imco, están Querétaro, Chihuahua, Reynosa y Los Cabos, entre otras.
Para la obtención de estos resultados se evaluaron 111 indicadores, de temas relacionados con el sistema de derecho, manejo del medio ambiente, sistema político, aprovechamiento de las relaciones internacionales, competencia de los sectores económicos, eficiencia de los gobiernos y estabilidad de la economía, entre otros.
El Imco define a la competitividad como la capacidad para atraer inversiones y talento. Su desarrollo en el país presenta la misma singularidad que muchas otras variables: los mayores niveles se encuentran en el norte y centro, y los mayores rezagos en la región sur.
En el caso de Querétaro, la ciudad avanzó de un nivel medio a adecuado en competitividad, de acuerdo con la última medición del Instituto.
La capital queretana ha logrado consolidar unas finanzas públicas sanas, el desarrollo de infraestructura y ha tomado acciones de sustentabilidad en los últimos años, entre otras medidas, que la han llevado a tener el reconocimiento de instituciones nacionales e internacionales, como el de la revista fDi Intelligence, de The Financial Times, por su ubicación en el ranking de Ciudades americanas del futuro.
Una nueva visión
No obstante, expertos en el tema señalan que la batalla no está ganada, ya que aún existen debilidades que requieren de una urgente atención, y con las cuales la competitividad municipal difícilmente podrá avanzar. Por eso es importante trabajar en este rubro.
Lamentablemente, señala Gabriela Alarcón, consultora del Imco, la aplicación de herramientas que la impulsen resulta limitada por falta de una visión más integral.
De acuerdo con Raymundo Tenorio, director de Economía en la Escuela de Negocios del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM), campus Santa Fe, alrededor de 65 por ciento de los ayuntamientos del país presentan una fuerte ineficiencia competitiva. Sólo reflejan un mayor grado de competitividad los que pertenecen a las grandes ciudades.
Según el Imco, las ciudades más competitivas del país apenas igualan los estándares de países como Chile o Polonia, y las más rezagadas están a la altura de Bolivia y Venezuela. Alarcón indica que el problema de la competitividad de los municipios, principalmente los urbanos, que es donde está el motor de la economía del país, es que están rebasados por la dinámica de crecimiento de las ciudades.
“Hoy un municipio tiene una capacidad muy limitada porque está acotado a un determinado territorio y muchas veces tiene que compartir población, servicios y otros aspectos con otros municipios.”
Entonces el principal reto es desarrollar una visón a nivel metropolitano, para lo cual una opción es crear organismos intermunicipales que les permita ampliar su perspectiva, por lo que tendrían que operar considerando toda la metrópoli y no sólo su demarcación. Estos organismos deberían funcionar con criterios mucho más técnicos que políticos, con lo que podrían ofrecer servicios más profesionalizados, considera.
Sin embargo, el nivel de coordinación actual es bajo y la legislación vigente no fomenta este tipo de iniciativas.
La especialista menciona también que los ayuntamientos tienen mucho que hacer en cuanto al clima de negocios, principalmente en lo que se refiere a trámites. Hay mucho por avanzar en mejora regulatoria.
Se deben desarrollar mecanismos que permitan una mayor coordinación intermunicipal para aprovechar economías de escala, tanto en la oferta de servicios públicos como en la administración de recursos financieros. Esto también contribuiría a promover una ciudadanía más activa y participativa, y a mejorar el diagnóstico para entender las debilidades y fortalezas de la región.
Asimismo considera que se deben alinear los incentivos de los gobernantes para lograr que las administraciones rindan cuentas y sean más eficientes, por medio del mecanismo de reelección de los presidentes municipales y legisladores locales, de manera que los ciudadanos puedan castigar o premiar el desempeño del gobierno.
Debilidades particulares
Para Alarcón, las principales debilidades de los municipios están en los propios gobiernos. Su diseño institucional es el principal lastre de la competitividad.
“La falta de profesionalización y la pérdida de conocimiento que ocurre cada tres años, se traduce en servicios públicos de muy mala calidad.” Además, no hay rendición de cuentas, por lo que los gobernantes no tienen incentivos para trabajar por los ciudadanos.
Julio Millán, presidente de Consultores Internacionales SC, resume en tres aspectos las principales limitantes de la competitividad de las localidades: la estructura jurídica, las finanzas públicas y la profesionalización de los gobiernos.
También muestra que la inseguridad es uno de los rubros que se deben mejorar para propiciar en el país mayores niveles de inversión del sector privado local y extranjero.
0 comentarios