Por Salvador Guerrero Chiprés
@guerrerochipres
Las comunidades progresistas se revelan tanto en la calidad de los servicios y la universalidad en el acceso como en la capacidad de cohesión social. En ese sentido, las alcaldías son espacios clave para fomentar el sentido de pertenencia y el compromiso cívico, la unidad de gobierno más cercana a la población facilitadora de ese proceso de integración.
Esta fue una noción apreciada en la gira por Colombia con Clara Brugada, la Jefa de Gobierno electa de la Ciudad de México, así como alcaldesas y alcaldes electos de Morena.
Conocimos las experiencias y voluntad de los alcaldes colombianos Carlos Fernando Galán, de Bogotá, y Federico Gutiérrez, de Medellín, quienes más allá de simpatías ideológicas con la derecha y diferencias con el gobierno central, despliegan políticas sociales fortalecedoras de comunidades donde el bienestar de las y los más vulnerables es prioridad.
Foto: Cortesía.
Bogotá se transforma con Centros Felicidad, espacios públicos semejantes a las Utopías desarrolladas en Iztapalapa —la segunda alcaldía más grande del país—por Brugada. Medellín construyó una opción de vida y cambio para las y los habitantes de Comuna 13, el que fuera el barrio más peligroso e inexpugnable entre los 80 y los 90 y ahora punto turístico por excelencia.
Desde las alcaldías hay grandes oportunidades de favorecer a las comunidades. La voluntad política y la apertura al trabajo coordinado y colaborativo es la clave.
Foto: Utopías Iztapalapa CDMX.
Barcelona, por ejemplo, ha adoptado la idea de las alcaldías como “escuelas de ciudadanía”, a través de programas educativos y talleres para empoderar a las y los ciudadanos. Seúl ha implementado la plataforma “mVoting”, que permite participar en encuestas y votaciones sobre asuntos locales a través de teléfonos móviles.
La interacción de las autoridades con la sociedad —una política territorial— es esencial para generar confianza y capital social, elementos fundamentales para el funcionamiento de cualquier democracia.
En las y los habitantes hay una percepción prácticamente generalizada sobre las oportunidades de mejoras urbanas en sus alcaldías. Las encuestas del INEGI, como la Nacional de Seguridad Pública Urbana (ENSU), establecen que 90 por ciento o más de las personas ubican problemáticas en sus comunidades, principalmente baches, suministro de agua potable o alumbrado público.
Las alcaldías tienen la enorme oportunidad de fortalecer la provisión de servicios públicos como la de contribuir, con cercanía y voluntad política, a robustecer una ciudadanía participativa.
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