Mientras los instrumentos de política sólo mencionen la necesidad de incorporar el tema de cambio climático, pero no incluyan lineamientos claros, […] será muy difícil que a escala local se pueda construir una visión estratégica de ciudad.
El Cambio Climático es un tópico con el que nos topamos cada vez con más frecuencia. Aunque podemos intuir la dimensión del problema por los efectos que comenzamos a notar, la situación que estamos viviendo es claramente crítica.
Sin duda, el tema ha pasado rápidamente de percibirse como un discurso intangible a convertirse en una realidad cada vez más evidente. Hemos sido testigos de fuertes lluvias que acaban en graves inundaciones que traen consigo pérdidas materiales y en el peor de los casos pérdidas humanas.
Poco a poco, las ciudades con climas más tórridos tienen eventos extremos de olas de calor o de frentes fríos, con repercusiones directas en la salud de su población.
Los problemas de desigualdad y pobreza se ven acrecentados por los riesgos climáticos, ya que los más desprotegidos son los más vulnerables.
A finales de 2018 se publicó el Reporte Especial Global Warming of 1.5°C[1] , de acuerdo con Panmao Zhai, copresidente del grupo de trabajo II del Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés)
“Uno de los mensajes fundamentales arrojado de forma contundente por el informe es que ya estamos viviendo las consecuencias de un calentamiento global de 1 °C, con condiciones meteorológicas más extremas, crecientes niveles del mar y un hielo marino menguante en el Ártico, entre otros cambios”.
Este mismo informe menciona que mantener el calentamiento global en un incremento de 1.5°C o que este alcance los 2°C, puede ser la diferencia para que los ecosistemas del planeta y nuestras ciudades tengan posibilidad de adaptarse o no. Por lo que hace un llamado a extremar los esfuerzos para implementar medidas de mitigación. Hace un llamado a la acción y reconoce a las ciudades como un actor clave para poder lograr la transformación necesaria para contener el incremento de temperatura.
Esto supone un enorme reto para las ciudades, que deben sumar a todos los problemas que día a día tienen que enfrentar, un desafío adicional de escala global.
En el contexto del programa Ciudades y Cambio Climático (CiClim) implementado por la GIZ por encargo del Ministerio alemán de Medio Ambiente, realizamos un análisis de la efectividad de la incorporación del cambio climático en la política urbana nacional, donde se analizaron 4 programas del sector urbano y 2 del sector ambiental. Si bien este estudio llegó a la conclusión de que los instrumentos de política pública reflejan el compromiso internacional de México con el tema de cambio climático, para poder aspirar a alcanzar metas concretas de reducción de emisiones y de adaptación al cambio climático a las que se ha comprometido a través de su Contribución Nacionalmente Determinada (CND), es necesario avanzar en acciones concretas que sean medibles mediante indicadores claros y donde exista una coordinación entre los tres niveles de gobierno.
Mientras los instrumentos de política sólo mencionen la necesidad de incorporar el tema de cambio climático, pero no incluyan lineamientos claros, vinculados a programas y recursos, sobre qué pueden hacer las ciudades, será muy difícil que a escala local se pueda construir una visión estratégica de ciudad, clara para todos y así poder valorar si las acciones coadyuvan a esta visión o son contraproducentes.
En este momento del proyecto CiClim estamos enfocando nuestros esfuerzos en implementar proyectos demostrativos y esperamos poder difundir las acciones que estamos concretando en las cinco ciudades con las que trabajamos para que sirvan como ejemplo a otras de lo que se pueden hacer para tener ciudades sustentables y preparadas para afrontar el cambio climático.
La buena noticia es que muchas de las acciones que pueden contribuir a mitigar o adaptarse al cambio climático, no implican un cambio radical, sino sólo cambiar el enfoque para incorporar nuevos elementos o valoraciones. Para ello, en el tema de mitigación lo primero es identificar cuáles son los sectores que generan más emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI) para buscar acciones que ayuden a evitar estas emisiones. A nivel país, de acuerdo con el Inventario Nacional de Emisiones 2015 estos sectores son el transporte y la generación de energía.
En materia de adaptación al Cambio Climático, lo que hay que identificar son los principales efectos esperados y la población o zonas de las ciudades que pueden ser más vulnerables.
Con esto en mente se pueden hacer ajustes a los proyectos tradicionales para promover una menor generación de GEI. Haciendo estos ajustes, en la mayoría de los proyectos, no sólo se atiende el tema de cambio climático, ya que, si estas actuaciones se conciben y se planean de manera adecuada pueden traer múltiples co-beneficios ambientales, sociales y económicos.
Algunas de las líneas en las que estamos trabajando son:
- Infraestructura Verde: a través de la buscar que la construcción o rediseño de espacios públicos y vialidades incorporen criterios ambientales que les permita convertirse en infraestructuras amigables con el clima. Un ejemplo concreto infraestructura verde puede verse en la ciudad de Hermosillo, que ha sido pionera en este tipo de proyectos y ha construido varios espacios públicos y camellones con infraestructura que permite retener agua y evitar inundaciones.
- Fomentar movilidad activa: a través de modos de transporte que no generan emisiones, y la planeación integral de la movilidad urbana articulada a la planeación urbana.
- Seguir impulsando ciudades compactas, valorando y preservando los servicios ecosistémicos que otorgan a la ciudad sus áreas circundantes.
A estas alturas ya no queda duda de que el cambio climático es una realidad, y que, con la tendencia de incremento en la temperatura, inevitablemente tendrá impactos a nivel global. Si bien los efectos son distintos y se presentan con diferente intensidad, estamos ante una situación sin precedente, que debería ser un aliciente para que aprendamos a trabajar sumando esfuerzos entre todos los sectores, niveles de gobierno y actores involucrados. Este gran reto puede ser un catalizador para la innovación y la búsqueda de formatos y mecanismos efectivos de cooperación.
Lejos de causar alarma, la intención de compartir estas ideas es para sembrar esperanza, pues existen muchos proyectos y acciones que se están llevando a cabo y en la medida que todos podamos sumar nuestras habilidades y conocimiento, seremos capaces de generar un cambio. Es una excelente oportunidad para que las ciudades compartan sus experiencias y añadan a la discusión internacional alternativas de solución desde su escala de actuación. Desde el programa CiClim estamos convencidos de que los retos globales se resuelven en las ciudades.
[1] IPCC, 2018: Summary for Policymakers. In: Global Warming of 1.5°C. An IPCC Special Report on the impacts of global warming of 1.5°C above pre-industrial levels and related global greenhouse gas emission pathways, in the context of strengthening the global response to the threat of climate change, sustainable development, and efforts to eradicate poverty [V. Masson-Delmotte, P. Zhai, H. O. Pörtner, D. Roberts, J. Skea, P.R. Shukla, A. Pirani, W. Moufouma-Okia, C. Péan, R. Pidcock, S. Connors, J. B. R. Matthews, Y. Chen, X. Zhou, M. I. Gomis, E. Lonnoy, T. Maycock, M. Tignor, T. Waterfield (eds.)]. World Meteorological Organization, Geneva, Switzerland,32 pp.
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