La esperanza es tan eterna como desgastante, y ahora pareciera que la sociedad le ha puesto ese rostro a un nuevo partido político, que si hace las cosas bien, bien se le reconocerá

Cada que llegan nuevos gobernantes se renueva la esperanza y aunque el que llega a ser presidente municipal, diputado, senador, gobernador o presidente de la República, no siempre es por quien votamos, surge esa posibilidad, en nuestro interior, de que las cosas puedan caminar para bien.

El hartazgo y no las propuestas de campaña ha sido lo que dio los resultados que hoy vemos: hartazgo de la corrupción, hartazgo de la nula obra pública; en el caso de los ayuntamientos, hartazgo en la prepotencia. Pero también vemos la desesperación de quienes, encontrándose en el poder, prefirieron la guerra sucia para tratar de opacar a quienes ganaron una elección.

En el caso de Michoacán, en 7 días tomarán protesta los 112 nuevos presidentes municipales, y a nivel federal entrarán en funciones los senadores y diputados electos. Hay dudas, hay miedo, hay incertidumbre de saber si son los adecuados.

La esperanza es tan eterna como desgastante, y ahora pareciera que la sociedad le ha puesto ese rostro a un nuevo partido político, que si hace las cosas bien, bien se le reconocerá… Pero la esperanza muere al último, pero muere, aunque mueran primero los anhelos, aspiraciones y deseos de salir de la pobreza, de millones de mexicanos.