Hacia un uso eficiente de los datos

por | Dic 1, 2015 | Diciembre 2015, Expediente Abierto | 1 Comentario

Es necesario impulsar políticas de archivos, datos abiertos y establecer alianzas estratégicas con “intermediarios” que ayuden a “traducir” y difundir la información al público

Los servidores públicos mexicanos, electos o designados, el titular del Ejecutivo Federal, gobernadores y cada uno de los alcaldes de México se enfrentarán a un desafío importante en 2016: lograr la legitimidad de su desempeño con resultados, ante el descontento de los ciudadanos con la democracia electoral en nuestro país.

Si damos resultados, podremos remontar ese desencanto. Debemos trabajar especialmente para resolver los problemas más urgentes de los mexicanos: plantear acciones anticorrupción, para combatir a la desigualdad y para mejorar la seguridad y el acceso a la justicia. Pero no debemos andar el camino solos, sino hacerlo con la población.

La participación ciudadana en la vida política no debe limitarse a la elección de los gobernantes, también debe hacerlo de manera cotidiana en la toma de decisiones públicas. Las acciones de gobierno no pueden ejercerse sin control y aunque existen contrapesos institucionales y legales, a éstos debe sumarse la incidencia ciudadana. De este modo, construiremos un gobierno efectivamente democrático y cada una de nuestras acciones tendrá legitimidad desde su planteamiento.

CIUDADANOS, UN CONTRAPESO

El control social de los asuntos públicos es favorable para la democracia y se implementaron ejercicios de este tipo desde la década de 1990. Éstos se mantienen como un medio para la democratización del ejercicio del poder, pero es preciso replantearlos para que incidan en la vida cotidiana de la población.

Primero, es crucial hacer uso de la inteligencia cívica de cada comunidad para facilitar el consenso y la planeación estratégica de las acciones de control social que permitan definir agendas específicas dentro de las capacidades y recursos disponibles. Los ejercicios de control social deben estar orientados a resultados, basados en el contexto, ser más constructivos y contemplar diversidad de tácticas y alcances claros.

Segundo, debemos permitir a nuevos actores relevantes involucrarse en las políticas públicas que les interesen. Corren nuevos tiempos y formas de hacer política. Los servidores públicos debemos actualizar la forma en que desempeñamos el mandato de representación democrática que nos ha sido dado generando espacios para que la indignación ciudadana se transforme en propuestas y las propuestas en resultados. Ésta es una forma de renovar el vínculo de confianza entre las autoridades y la población.

Tercero, la transparencia y el acceso a la información tienen un papel fundamental en el control social. Éste se basa en una lógica virtuosa en la que los gobiernos proveen de información a la ciudadanía a cambio de identificar observaciones, propuestas innovadoras y hasta denuncias que serían, idealmente, adoptadas o sancionadas. Para que esto ocurra, la información pública tiene que ser utilizada efectivamente. Hace falta impulsar políticas de archivos, datos abiertos y establecer alianzas estratégicas con intermediarios que pueden ayudar a “traducir” y difundir la información al público en general: periodistas, sociedad civil organizada, académicos, representantes de sectores específicos, entre otros.

Todo lo anterior, debería favorecer que más ciudadanos hagan suyos los ejercicios de control social y se involucren en la toma de decisiones públicas. Y es que estos ejercicios persiguen algo más que la mejora de las políticas o programas públicos.

Los ciudadanos, al aceptar interactuar con el gobierno defienden normas y comportamientos democráticos, así como sus derechos de ciudadanía; se apropian de los espacios de diálogo y colaboración, asumiéndose como contrapeso en el sistema democrático y asegurándose que éste, efectivamente, genere resultados.

Involucrar a la población como contrapeso y aliada para que las políticas que implementemos den resultados es un camino para renovar la legitimidad del ejercicio del poder en una democracia. Ésta es una agenda para 2016.

Joel Salas Suárez

El autor es comisionado del INAI y coordinador de la Comisión de Gobierno Abierto y Transparencia Twitter: @joelsas

1 Comentario

  1. Alguien

    banal; vacio

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