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Retos del sector agropecuario ante la pandemia

 

A diferencia de la industria y los servicios, la actividad primaria ha logrado sortear los efectos
de la emergencia por Covid-19, sin embargo, todavía hay retos por delante

 

►Por Martha Palma Montes
FOTO: DREAMSTIME

A más de 500 días de declararse la emergencia sanitaria por Covid-19 en México, las actividades económicas secundarias, como la manufactura, y las terciarias, que comprenden el comercio, sufrieron afectaciones considerables; no así las actividades primarias, como la agricultura y ganadería, que crecieron un dos por ciento.

El sector agroalimentario mexicano es el décimo productor y séptimo exportador a nivel mundial. Sin embargo, los retos que actualmente enfrenta el sector son diversos, desde los altos costos en insumos, servicios y bajos precios en el mercado hasta fenómenos meteorológicos, de salud pública, el acceso a financiamiento y uso de nuevas tecnologías.

Según la Encuesta Nacional Agropecuaria (ENA) 2019, la principal problemática reportada por los propios productores fue el alto costo de insumos y servicios, como combustible, energía eléctrica, semillas, fertilizantes y mano de obra. Además de la dificultad para la comercialización debido a precios bajos.

“Para los agropecuarios los retos son enormes porque carecen de financiamiento y asistencia técnica que les permita mejorar su capacidad productiva, su nivel de rendimiento y competitividad en el contexto internacional; aunado al cambio climático que se agudiza más en ciertas zonas del país, con periodos largos de sequía, lo cual afecta la calidad y erosión de la tierra. Sin olvidar que las plagas también son la tercera causa de la pérdida de productividad”, opina Cynthia Valeriano López, profesora de Economía del Tecnológico de Monterrey Campus Toluca.

Durante la pandemia, el sector agropecuario ha demostrado resiliencia al adaptarse a las condiciones adversas, y por implementar protocolos sanitarios rigurosos bajo tres objetivos claros: proteger la salud y vida de los trabajadores; garantizar el abasto de alimentos y no afectar las cadenas productivas, considera Luis Fernando Haro Encinas, Director del Consejo Nacional Agropecuario (CNA).

 “El sector agroalimentario aplicó medidas sanitarias especiales, como la desinfección de las unidades de transporte para los jornaleros agrícolas, el uso de cubrebocas, gel antibacterial y sana distancia. Afortunadamente, no tenemos reportes de empresas que hayan cerrado por problemas de contagios, como ocurrió en algunas plantas de procesamiento de cárnico en Estados Unidos, lo que ocasionó desabasto, pero ayudó a México a que pudiera exportar más en los momentos más críticos de la pandemia.”

Aunque los productores y empresas del agro mantengan operaciones, requieren planes de inversión e infraestructura por parte del Gobierno Federal, que les den certidumbre, agrega el directivo.

“Tenemos problemas de sequía a nivel nacional y ahora enfrentamos inundaciones, para el gobierno, el agro debe ser un tema prioritario y reflejarse en acciones y presupuestos que garanticen la producción y abasto de alimentos, como se hace en otros países.”

SUSTENTABILIDAD Y NUEVAS TECNOLOGÍAS
La producción sustentable consiste en hacer más eficiente el uso de los recursos naturales a través de prácticas como el sistema de riego presurizado o por goteo; utilizar la soca en el siguiente ciclo agrícola y el uso racional de fertilizantes orgánicos.

Dichas prácticas pueden vincularse con la innovación tecnológica en la producción intensiva de alimentos, mejorar las semillas y utilizar la información satelital para predecir el clima, enfermedades o plagas.

“México es líder de las prácticas sustentables en el sector agroalimentario, tenemos un gran reto porque para el año 2050 se estima que la población sea de 150 millones de personas y para satisfacer la creciente demanda de alimentos es necesario incrementar la producción en, al menos, un 60 por ciento, así como ser más productivos por unidad y por metro cúbico del agua que utilicemos, eso es la sustentabilidad”, explica Luis Fernando Haro.

Las nuevas tecnologías ayudan a enfrentar situaciones climatológicas cada vez más extremas, los gobiernos locales deben generar y colocar incentivos suficientes para que los agricultores y ganaderos encuentren mecanismos que les permitan aprender de estas innovaciones y así fortalecer su producción, agrega Cynthia Valeriano.

CASO SINALOA
Sinaloa es uno de los principales estados productores de alimentos de México, la agricultura y ganadería son fundamentales para el desarrollo de la entidad porque generan fuentes de empleo y divisas derivadas de las exportaciones agroalimentarias.

Uno de los principales retos para la Secretaría de Agricultura y Ganadería de Sinaloa es la planeación del siguiente ciclo agrícola, que inicia en octubre de este año, el cual consiste en analizar los cultivos de baja demanda, la disponibilidad de agua en las presas e investigar los mercados para ayudar a los productores en la comercialización tanto nacional como internacional.

“A través del Consejo Estatal de Desarrollo Rural Sustentable, elaboramos un plan de siembras apropiado, conforme al recurso hídrico disponible, donde participan productores, organizaciones, universidades y diversos actores que inciden en el sector”, comenta José Jeovan Rosas Corrales, Secretario de Agricultura y Ganadería estatal.

Entre las acciones de apoyo al agro durante la pandemia, el funcionario resalta la entrega de más de 50 mil bolsas de semilla de sorbo para igual número de hectáreas de cultivo de temporal; el almacén del frijol, a fin de estabilizar su precio en el mercado; dotar de alimento al sector ganadero; la mediación entre acopiadores y productores para dirimir controversias derivadas de los contratos, y el monitoreo de enfermedades o plagas.

“Tener un libre mercado y fertilizantes derivados del petróleo son aspectos que afectan a los productores, la vocación agropecuaria de Sinaloa no es el problema, sino las ventanas de oportunidad que a veces se limitan y los precios caen. Por eso tratamos de acercar a los productores con expertos en análisis de mercados para que los beneficios económicos se mantengan en un estándar, porque de la agricultura y la ganadería dependen muchas fuentes de empleo, generan y fortalecen a otros sectores, de ahí la importancia de que se mantengan estables.”

Para fortalecer al sector agropecuario, propone la regionalización de programas con base en la vocación productiva de los 18 municipios del estado, así como promover la adopción de herramientas tecnológicas en las comunidades rurales y dar mayores facultades jurídicas a la Secretaría, a fin de atender las demandas de los productores relacionadas con la homologación de contratos con los acopiadores.

La economista Cynthia Valeriano coincide en aplicar estrategias regionales porque se comparten problemáticas y vocación productiva, aunado a que los gobiernos locales tienen la posibilidad de identificar cuáles son las condiciones de los productores, las necesidades que tienen y las consideraciones que pueden aplicarse, con base en las condiciones climatológicas de la zona.

 

Cynthia Valeriano. FOTO: CORTESÍA DE LA ESCUELA DE CIENCIAS SOCIALES Y GOBIERNO DEL TEC DE MONTERREY

 
 

Luis Fernando Haro Encinas. FOTO: CORTESÍA DE GUERRA CASTELLANOS Y ASOCIADOS