¿El jefe de Gobierno de la CDMX rendirá cuentas como un demócrata?

por | Sep 13, 2023 | De Puño y Letra | 0 Comentarios

Por José Alberto Márquez Salazar.

La I Legislatura de la Asamblea Legislativa del Distrito Federal (ALDF) cambió las condiciones normativas de la Ciudad de México (CDMX) y la configuración política. En cada una de las entonces Delegaciones se configuraron grupos políticos que surgían de los movimientos urbanos y de un experimento de participación ciudadana: los consejos ciudadanos. También surgieron propuestas para que las instituciones cambiarán para responder a la participación y a las demandas ciudadanas.

El Partido de la Revolución Democrática (PRD) ganó la mayoría en la Asamblea Legislativa en las elecciones de 1997 y se proyectaban mejores tiempos para la democracia en el Distrito Federal. Con apenas 8 años de vida, el de la Revolución Democrática ganó 38 diputadas y diputados mientras que el Acción Nacional (PAN), 11; el Revolucionario Institucional (PRI), 11; y el del Trabajo (PT) y Verde Ecologista de México (PVEM), 3 cada uno.

Entre septiembre de 1997, cuando inicio la legislatura, y el 1 de diciembre, cuando tomó protesta como jefe de Gobierno, Cuauhtémoc Cárdenas Solorzano, la mayoría en la ALDF convivió con un gobierno emanado del PRI lo que generó diálogo y discusión sobre las políticas públicas y acciones del gobierno en la ciudad, pero, también, entrampada en el pasado y buscando tomar revancha contra los ex funcionarios del gobierno del Distrito Federal, ésta buscó juzgarlos y procesarlos alegando la “rendición de cuentas”.

Foto: ALDF.

El 8 de septiembre de 1997, durante un operativo policiaco en la colonia Buenos Aires, cinco jóvenes murieron, tres resultaron heridos y tres desaparecidos. El hecho tuvo resonancia inmediata en la ALDF por lo que el líder del grupo parlamentario del PRD, Martí Batres, señaló “… hay varias cosas por investigar. Hemos sido muy respetuosos en relación con los hechos violentos ocurridos, pero eso no quiere decir que no estemos indignados sobre los abusos policiacos, sobre las acciones espectaculares (operativos) que no sabemos qué rendimiento tengan, cuál es su eficacia y si se está lastimando a gente inocente”. Además, advirtió que el entonces secretario de Seguridad Pública, el General Enrique Salgado Cordero, sería el primer funcionario en comparecer.

En un acto fuera de los protocolos normales del recinto legislativo, y que para algunos fue un acto de humillación y para otros un ejercicio de rendición de cuentas, Salgado Cordero fue “juzgado” como si se tratara de un delincuente. Los tiempos cambiaron y el poder tuvo que responder por sus actos. Veintiséis años pasaron desde entonces.

Luego de la “comparecencia” de Salgado Cordero y pese a que la “izquierda” ha tenido la mayoría en casi todas las legislaturas y que la institución evolucionó hasta llegar a ser el Congreso de la Ciudad de México (CCDMX), el ejercicio de rendición de cuentas se fue limitando constantemente. Por ejemplo, los informes de los titulares de la Jefatura de Gobierno de la Ciudad de México no son un diálogo entre poderes, son monólogos donde unos escuchan a otros; los legisladores leen su posicionamiento y el gobernante escucha y lee sin cuestionar y ser cuestionado. No hay diálogo ni discusión ni análisis entre los dos poderes.

Lejos de que las comparecencias de los funcionarios públicos sean un verdadero ejercicio de rendición de cuentas, de intercambio de visiones, de proyectos, de debate institucional, son un escenario de las querellas políticas porque los integrantes de las diversas legislaturas no han tenido ni tienen la intención ni la capacidad para establecer mecanismos mínimos, reglas mínimas de diálogo entre los poderes.

Sí, se argumentará, el legislativo tiene mucho que ver con la discusión, diálogo y debate político local o nacional, dado que los grupos parlamentarios son una extensión de los partidos políticos y, evidentemente, de sus confrontaciones. Sin duda es una razón importante, pero también lo es que los informes/comparecencias de las personas funcionarias tengan un mínimo de diálogo, de intercambio respetuoso de visiones.

Foto: Martí Batres en Facebook.

Si bien, los grupos parlamentarios acotan el ejercicio de representación de las y los diputados, ya es necesario que el formato de escucha-oyente pase al del diálogo del funcionario con las personas legisladoras.

¿Quién gana con un mejor ejercicio de rendición de cuentas? Por supuesto que las personas, los electores, los vecinos de las CDMX

El pasado julio de 2021, al tomar protesta como secretario de Gobierno de la Ciudad de México, Martí Batres señaló a la periodista Azucena Uresti: “Vamos a platicar con todos, vamos a dialogar con todos los actores políticos y sociales, esa no es sólo nuestra convicción, sino nuestra responsabilidad”.

De acuerdo con el Artículo 32, C, 3, de la Constitución Política de la Ciudad de México:

“La persona titular de la Jefatura de Gobierno remitirá por escrito su informe de gestión ante el Congreso de la Ciudad de México el día de su instalación de cada año y acudirá invariablemente a la respectiva sesión de informe y comparecencia en el pleno a más tardar el 15 de octubre siguiente, con excepción del último año de gobierno, que deberá acudir antes del 5 de octubre.”

Ahora, Martí Batres es titular de la Jefatura de Gobierno. Este septiembre estará en el recinto en donde hace veintiséis años tomó protesta como diputado de esa I Legislatura de la Asamblea Legislativa y desde donde realizó la primera acción para llamar a cuentas al poder.

Batres es uno de los funcionarios más experimentados del Movimiento de Regeneración Nacional: fue presidente del Comité Ejecutivo Nacional y de la Ciudad de México; diputado local y federal (líder de los grupos parlamentarios del PRD, en las dos ocasiones), Senador de la República por Morena, y, en el gobierno de la Ciudad de México, fue secretario de Desarrollo Social y Subsecretario de Gobierno.

En las últimas legislaturas, el órgano legislativo de la CDMX ha perdido legitimidad ante las y los ciudadanos debido al deficiente trabajo de las personas legisladoras, a que su relación con la población es baja y a que se ha convertido en un escalón para llegar a una Alcaldía o a una diputación federal. Vemos más fotos y poses que trabajo concreto.

Estamos a menos de un año del proceso electoral y, sea cual sea el resultado, la integración del Congreso de la Ciudad de México tendrá una mayoría relativa, pero será muy importante que se modifiquen los formatos de informes y comparecencias de los funcionarios públicos. Martí Batres, hoy jefe de Gobierno, alteró los formatos institucionales de comparecencias en ese 1997.

¿Será capaz de honrar su palabra y tener un diálogo directo con los diversos grupos parlamentarios que integran la actual legislatura del Congreso o, simplemente, irá a leer las cuartillas preparadas donde dará cuenta de los meses en los que ha sido responsable del gobierno CDMX?

 

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José Alberto Márquez Salazar

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