Singladura / Una jornada, dos sueños

por | Jun 5, 2024 | De Puño y Letra | 0 Comentarios

@Rocienfuegos1

Al cabo de una jornada comicial extraordinaria, que reveló el vigor de la ciudadanía mexicana, todo indica que terminó el sueño que se hizo mucho más patente que nunca durante las largas horas del domingo dos de junio para quienes apostaron y aun bregaron por un triunfo de la candidata de la oposición, Xóchitl Gálvez, en estas votaciones históricas, sin duda.

Foto: INE.

Pero tras conocerse los resultados preliminares que con varias demoras reveló el Instituto Nacional Electoral en pausas francamente sospechosas, e inconsecuentes con la importancia de la jornada comicial, así como la caída de la página del Instituto Electoral de la CDMX, -una ominosa reminiscencia del pasado -entre otros signos incompatibles con sus altas obligaciones, es grave que sobre esta elección haya quedado la impresión -tal vez infundada, pero impresión al fin- de que los resultados pudieran haber burlado la decisión de millones de sufragantes mexicanos.

Y es que lo observado en las prolongadas filas de votantes no pareció reflejarse luego en los resultados y sobre todo en las abrumadoras diferencias que en promedio duplicaron la distancia entre el primero y el segundo competidor. A esto se agregan triunfos que no dejaron de sorprender como en los casos de las gubernaturas de Veracruz y Morelos, sin que pueda soslayarse la reconquista de varias alcaldías en la CDMX, apenas pérdidas en las intermedias del 2021.     

Las inconsistencias –insisto- incompatibles con la responsabilidad de ambas instituciones comiciales, han alimentado y dado pie a suspicacias sobre qué fue lo que realmente ocurrió el primer domingo de junio en México, algo que habría tal vez que examinar a la luz de una eventual decisión política o de Estado si se prefiere, para hacerse del poder mediante un mazazo pleno. Cómo explicar que con la afluencia que hubo y el rechazo que este gobierno y AMLO en particular han concitado, si no en todos, si en amplios sectores de las clases medias, le dieron todo.

Aun cuando es de reconocer que la mayoría de las encuestas anunciaban el  triunfo de Claudia Sheinbaum Pardo para convertirse en la primera mujer presidenta del país, prácticamente nadie vaticinaba la mayoría calificada en el Congreso federal, un requisito imprescindible para diseñar una nueva constitución que podría ser, sí así lo decide la sucesora de López Obrador en la presidencia, o incluso este mismo, el sueño hecho realidad para destruir lo que resta de institucionalidad y diseñar un traje a la medida del obradorato.

Cosa además de revisar el discurso inaugural de AMLO hace seis años para comprobar que entonces anunció un cambio de régimen, así, con todas sus letras. Además, es posible que se haya decidido no correr riesgo alguno y menos que se repitiera el golpe que recibieron en las intermedias del 2021. Así que hay quienes, sorprendidos por los resultados apabullantes, no descartan que se haya decidido asegurar el poder político del país, con al menos la anuencia del INE, que tardó varias horas antes de anunciar los primeros resultados.

Foto: Xóchitl Gálvez en X.

Es un hecho que con los resultados del domingo, la Cuarta Transformación se reserva para sí una larga permanencia en el poder, más aún si concretan una reforma constitucional que garantice esto por la vía legal. Todo sería mucho más fácil en ese propósito, que no puede descartarse, menos aún a la luz de lo sucedido el domingo electoral.

De cualquier forma, Claudia Sheinbaum se impuso por un amplísimo margen, lo que además echa por tierra cualquier posibilidad de impugnaciones y aún de protestas de la oposición, que serían de inmediato descalificadas por el oficialismo y el propio presidente Andrés Manuel López Obrador, quien como parte de un guión perfectamente diseñado para la ocasión, ratificó y felicitó el triunfo de Sheinbaum, la mujer que él eligió y moldeó para sucederlo a partir de octubre próximo.

Sheinbaum, con el respaldo de todo el aparato del Estado, incluyendo el del presidente López Obrador y las titularidades de 23 gubernaturas de las 32 del país, dobló a su adversaria Gálvez, una mujer que aunque echada pá lante, quedó chiquita ante el apabullamiento electoral de la virtual presidenta electa de México.

Ni siquiera el alma que según dijo Gálvez puso en esta competencia e inspiró la ilusión de millones de mexicanos que hicieron todo para apuntalar su candidatura, bastaron para lograr el sueño que durante el día de ayer cobró por momentos un gran ímpetu, aun contra todo el desprestigio que acumulan el PRI, el PAN y el PRD, las tres organizaciones partidistas que la postularon en una alianza que seguramente más temprano que tarde se desmoronará.

Una vez confirmado su triunfo, Sheinbaum pondrá en marcha lo que ella misma ha denominado “el segundo piso” de la autodenominada Cuarta Transformación, un movimiento inspirado por López Obrador, que sin embargo sigue sin convencer a muchos mexicanos dentro y fuera del país, donde no sólo hay serias dudas sobre la brújula que se pretende imponer a México, sino que además dejó ver a muchos mexicanos fuera de la geografía mexicana sumarse a una participación predominantemente en contra del partido morenista, que sin embargo pareció menor ante la contundencia de los resultados alegres y halagüeños para el oficialismo, pero también sospechosos ante las inconsistencias de las autoridades electorales, no vistas antes en circunstancias similares.

En consecuencia vienen otros seis años de gobierno guinda, ahora bajo la mano femenina de Sheinbaum y sin embargo en estas horas tempranas de una victoria que constituyó en buena parte la crónica de la conducción del presidente López Obrador, le corresponderá asumir un gobierno que enfrentará sin duda alguna aguas turbulentas y mareas embravecidas como parte del legado obradorista, aun cuando tendrá -según todo parece indicar- la mayoría calificada en el Congreso federal, algo que muchos anticipaban casi imposible pero que también sucedió.

Foto: Claudia Sheinbaum en X.

Además de una criminalidad en su pico, algo de suyo muy grave para el país, Sheinbaum deberá enfrentarse a problemas tan críticos como la enorme deuda que le deja su mentor, la inmigración descontrolada, una desinstitucionalización creciente, el déficit en materia de salud, el destino de las megaobras, una inflación persistente, una cúpula militar engolosinada con las delicias del poder y los flujos millonarios de recursos pecuniarios, una agenda impuesta con al menos 20 reformas, una crisis educativa agravada por el protagonismo sindical insaciable, las exigencias de sectores empobrecidos y muchos otros problemas que demandarán mucho más a un segundo sexenio guinda, que fortalece el anuncio hecho hace un sexenio por López Obrador de un cambio de régimen político, lo que esto quiera significar a partir de una nueva constitución que podría hacerse al gusto y medida del poder instituido hace seis años.

Podrían añadirse otros problemas de atención urgente en la agenda de Sheinbaum, como por ejemplo la crisis de Pemex, una empresa quebrada y la más endeudada del mundo pese a las millonarias transferencias económicas hechas a lo largo del sexenio de López Obrador, y la situación de la Comisión Federal de Electricidad, aquejada por una enorme deuda y la incapacidad de garantizar a México la producción de energía eléctrica en grado suficiente, pero sobre todo limpia.

Sheinbaum y el equipo que la acompañe -no sabemos si por su decisión o mediante la imposición y/o con la bendición de AMLO- también lidiará con un escenario internacional poco propicio, en particular con Estados Unidos -en vísperas de elecciones- el principal socio económico y comercial de México, pero también con los gobiernos que López Obrador eligió como sus aliados, aún y éstos constituyan más bien rémoras de la región.

¿Qué hará Sheinbaum para resolver o aminorar las peores aristas de estos problemas? Es pronto para saberlo. En el fondo habrá que esperar sus primeras decisiones sobre el tablero para conocer si está dispuesta en primer lugar a actuar como Jefa de Estado, o si seguirá poniendo el oído para escuchar a López Obrador, el estratega que la llevó a Palacio Nacional y, en consecuencia, el hombre que seguramente querrá los réditos de este triunfo.

Estos son sólo unos apuntes iniciales al cabo de una jornada, histórica sin duda, en la que millones de mexicanos apostaron por un cambio, que no pudo consumarse. Ya se verá si la primera mujer presidenta de México hace una diferencia con su mentor. Esto se plantea como una de las mayores incógnitas por despejar en los próximos meses. Por ahora Sheinbaum ha calificado a López Obrador de “hombre excepcional, único, que ha transformado para bien la historia de nuestro país”.

@Rocienfuegos1

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Roberto Cienfuegos

Es licenciado en Ciencias de la Comunicación y Maestro en Dirección Comercial. Su trabajo periodístico en México, América Latina, Europa y Asia ha sido publicado por McGraw-Hill, la revista colombiana Dinero, las agencias noticiosas Ansa (Italia), United Press International (UPI de Estados Unidos) Xinhua de China y Notimex de México, los diarios La Opinión de Los Angeles, Hoy y The Dallas Morning News.

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