Yo habito, luego existo / Postpandemia en la ciudad. A 3 años del origen del Covid-19

por | Feb 15, 2023 | De Puño y Letra | 0 Comentarios

Por: M. en Arq. Romy Rojas Garrido

Una “nueva realidad” fue la que se vivió durante la crisis global del Covid-19, y si bien, se puede pensar que ya se ha ido superando, ahora es una amenaza que, sin ser alarmista, permanecerá en la mente de la población mundial que se pregunta ¿cuándo y cómo será la siguiente pandemia? Nos queda la vía de aceptar el momento de inflexión que este acontecimiento generó y estar abiertos y atentos para influir en el replanteamiento de las nuevas formas de vida social que están por venir, o mejor aún, construirlas nosotros.

El espacio público y la vida en las ciudades, sin lugar a duda, se vieron afectadas y transformadas por el virus, por lo que éste nos ha hecho cambiar nuestra manera de socializar y de pensar el mundo. El virus, no por sí mismo, sino por lo que ha provocado en las vidas humanas y la socialización, ha revelado con mucha claridad lo que funciona y lo que no funciona, ha acelerado procesos de deconstrucción de hábitos que sólo se sostenían de un hilo y ha activado la necesidad inminente de plantear soluciones a problemas que de una u otra forma eran insostenibles en la época previa a la pandemia, por ejemplo, el modo de organización territorial, la violencia urbana, la desigualdad, la segregación espacial y la discriminación social.

Foto: Forbes México.

Muchas preguntas son posibles cuando se trata de reflexionar en torno a la vida urbana y las transformaciones del espacio público post pandemia, tanto en el ámbito de la planeación urbana como en el ámbito de las nuevas formas de ciudadanía que están gestándose. Por ejemplo, Teresa Caldeira, antropóloga y catedrática de la Universidad de California-Berkeley nos ayuda con algunas coordenadas para especular sobre este tema, planteando las siguientes cuestiones: ¿Cómo la pandemia cambió la vida en las ciudades? ¿Pueden las ciudades ser un espacio de resistencia a la deriva autoritaria del mundo? ¿Cómo repensar la densidad y el vivir juntos en las ciudades del futuro?

Frente a estas y otras preguntas, es sumamente importante insistir en que, nuestra manera de pensarnos como seres humanos en un mundo cada vez más urbano, es en relación con otras especies. Somos dependientes del resto de los humanos y de las especies vivientes, así como de los recursos que la naturaleza nos da. En este sentido, pensar un mundo post pandemia es traer a cuenta problemáticas ya existentes y complejizarlas para plantear respuestas innovadoras que realmente cambien las estructuras antiguas.

Por ejemplo, si pensamos con los conocimientos que tenemos de arquitectura para “ajustar las ciudades” y reconfiguramos el diseño para que la biodiversidad de los ecosistemas estén puestos en consideración, podemos entonces no sólo diseñar para los humanos sino para la relación que existe entre las múltiples especies que habitamos el mundo, rumbo a un modelo urbano cada vez más sostenible.

Si bien esto ya se lleva a cabo, debería ponerse en el centro de la agenda, como un nuevo foco nodal de acción urbana. Es totalmente prioritario tomar decisiones que nos acerquen al balance en el uso de los recursos, pensar en usar energías renovables y sobre todo, tener muy presente que a través de la arquitectura y el diseño urbano podemos construir una ética que priorice la vida y eduque ciudadanos conscientes del potencial que tiene pensarnos en “relación con”, y no como seres desconectados de lo que sucede a nuestro alrededor, porque esa visión nos desresponsabiliza.

Otra de las cuestiones muy interesantes para pensar a raíz de la vida post pandemia, es la relación de las ciudades con el agua, ya que ésta es un activo cada vez más escaso y es fundamental para la vida. Los hábitos de consumo de cualquier recurso y la relación de esto con las infraestructuras sanitarias pueden marcar la diferencia entre un buen escudo protector frente a epidemias, o a la fatalidad.

La movilidad urbana fue otro factor que vimos cambiar a raíz de la cuarentena y de las restricciones impuestas a la sociedad para su socialización. Además de que en el periodo estricto de cuarentena se registraron niveles más bajos de contaminación del aire en diversas ciudades del mundo, a causa de la reducción de uso de los automóviles, también se ha comprobado que el uso de la bicicleta como vehículo urbano está a la alza, porque evita recurrir a medios de transporte colectivos donde el riesgo de contagio fue y es alto.

En este sentido, frente al potencial uso de la bicicleta como medio de transporte de manera regular, es fundamental plantear como prioridad en las agendas urbanas planear ciudades más amigables para los ciclistas, y dejar pasar la moda de las ciudades centradas en el uso del automóvil.

La complejidad de una situación como la vivida por el COVID19 despertó muchas preguntas a planeadores urbanos, arquitectos y la sociedad en general, abriendo intersticios donde, pueden y deben plantearse nuevos acuerdos, nuevas ideas, nuevas prioridades, para que el cuidado de la vida y el aprovechamiento óptimo de los recursos estén en el centro de la funcionalidad de toda urbe, con el objetivo de generar entornos cada vez más resilientes.

Lectura recomendada:

–              Resilient transportation:

https://labgov.city/theurbanmedialab/resilient-transportation-in-a-pandemic-can-coronavirus-push-for-more-sustainable-mobility/?fbclid=IwAR3DJpcWBehhD-PI2P7VC58cRjcvOTsmwXkxNoIs0ym-7zYlJL0rHf7Dw5E

 

*Romy Rojas Garrido es Directora General de Urban Linked Culture “ULC” y Presidenta del Consejo Nacioal Asesor de la Red de Secretarios de Desarrollo Urbano de México “CONARED”.

 

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Redacción

Alcaldes de México

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