Micromilitancias: El Impacto descentralizado y orgánico en las elecciones Latinoamericanas

por | Nov 28, 2023 | De Puño y Letra | 0 Comentarios

Por Carolina del C. Montiel Navarro*

Durante los últimos veinte años, la  profesionalización de las campañas políticas ha crecido considerablemente. Su producción se complejizó tanto en el terreno online como en el offline. El resultado es que los equipos de campaña han optimizado recursos para desarrollar campañas políticas cada vez más sofisticadas.

En territorio mexicano, el respaldo económico de las campañas políticas se erige sobre cimientos de fondos públicos y también algunos aportes privados, sometidos a una escrupulosa vigilancia. El Instituto Nacional Electoral (INE) asume la encomienda de supervisar con lupa los ingresos y desembolsos de los partidos políticos. Simultáneamente, los límites financieros, igualmente regulados por el INE, establecen un tope que los partidos políticos no pueden rebasar. Sin embargo, no han sido escasas las controversias que han surgido en torno a los gastos electorales, generando un debate constante sobre la transparencia y legalidad en este ámbito.

El escenario es parecido -con sus variaciones, por supuesto- en distintos países de la región.

Foto: IEEPCO.

Sin embargo, fuera de este contexto, desde hace algún tiempo han emergido con fuerza  otros movimientos de campaña, orgánicos, ejecutados desde las personas que militan en los partidos y/o desde simpatizantes de alguna de sus causas. Hablamos de las micromilitancias. Las mismas se difunden y tienen la misión de viralizarse en redes sociales, aunque muchas de ellas se inicien en la calle. Es decir, se trasladan sin fronteras al territorio digital. 

Aquí es importante precisar ¿de qué hablamos cuando nos referimos a territorio digital?

Sobre el territorio digital

Inicialmente, menospreciábamos el impacto que nuestras acciones en línea podrían tener en nuestra vida diaria. Sin embargo, con el transcurso del tiempo, hemos llegado a comprender que lo que acontece en el mundo virtual puede tener repercusiones tangibles más allá de la pantalla.

En la actualidad, la frontera entre nuestras actividades en línea y nuestra vida cotidiana se ha vuelto difusa. Un ejemplo claro de esta fusión es el teléfono móvil, que ha dejado de ser simplemente un medio de comunicación para convertirse en una herramienta esencial que influye en diversas facetas de nuestras rutinas, desde consultar el pronóstico del tiempo, medir el número de nuestros pasos, hasta usarlo como alarma para despertar.

Estas dinámicas no se limitan al ámbito doméstico,también se han trasladado al espacio político: como mencionamos previamente; las campañas, en particular aquellas desplegadas en las redes sociales, han adquirido una complejidad notable.

En los últimos años, la esfera política ha experimentado una transformación marcada por la participación ciudadana en el espacio virtual. Aquí, pequeñas acciones emergen aparentemente insignificantes para luego crecer de manera exponencial, desempeñando un papel crucial en el fortalecimiento de movimientos políticos desde sus cimientos. Estas contribuciones individuales, en apariencia modestas, convergen para construir un tejido activo y descentralizado en el ámbito político.

Como destaca el consultor político Antoni Gutiérrez-Rubí, estas “micromilitancias” constituyen expresiones creativas y persuasivas que brotan de manera independiente y autónoma desde la base, incluso desde la ciudadanía en general. Este fenómeno, al que prefiero denominar “microactivismo”, surge en los márgenes, escapando al control de aquellos que definen las estrategias en una campaña electoral.

¿Cuál es el motivo por el que esos microactivismos se vuelven tan exitosos? Desde la experiencia Gutiérrez Rubi señala que las personas comparten con más facilidad una pieza autónoma que una propaganda política, por muy bien hecha que esté.

Otro fenómeno interesante de tomar en cuenta es el que se da desde algunas comunidades aparentemente no tan cercanas a la política como los fandoms, es decir los y las seguidores de una causa, un músico o actor: en Argentina, el movimiento Swiftie -que contiene a las personas fanáticas de la cantante Taylor Swift- protagonizó un accionar organizado, masivo y mega viral: uno de sus lemas fue “swftie no vota a Milei”. Esto fue durante la campaña por la segunda vuelta en la que compitieron Sergio Tomás Massa y Javier Milei, y que llevó a ser el presidente electo a éste último.

Aquí cabe destacar que si alguien utilizó el territorio digital e impactó de lleno en la vida no digital fueron los partidarios del candidato libertario, Javier Milei. Sobre todo apuntaron a los jóvenes que usan Tiktok, con mensajes cortos y simples, de un tono aguerrido y prometiendo terminar con la “casta” – así llama Javier Milei y su militancia a “aquellos que están en la política, pero son inmorales.”

Por supuesto que la militancia y la organización de simpatizantes partidarios iniciaron su actividad junto con la existencia de los partidos políticos, de hecho, podríamos decir que no existe lo uno sin lo otro. Sin embargo, la militancia que se desarrolla en las redes sociales tiene otras características:

  • Una vez más la inmediatez es una de las particularidades más destacadas: la velocidad con que se transmite el mensaje es significativa.
  • El mensaje suele subirse a tendencias que surgen en redes sociales, cuando no las crea.
  • Todo es low cost: el mensaje puede ser video, memes o texto.

En México, pudimos ver algo similar a este tipo de movimiento en la campaña que llevó a la presidencia  a Andrés Manuel López Obrador con “Abre Más Los Ojos… por AMLO” estrategia que empezó con una página de Facebook y logró generar conversación. Si bien su inicio no fue del todo orgánico, lo que fue sucediendo sí: la redistribución de su material y el aporte de militantes sí fue espontáneo.

El objetivo fue el mismo todo el tiempo: llenar las redes de contenido e influir de esa manera en la conversación en torno a la campaña.

Micromilitancias digitales en Chile: Gabriel Boric y la revolución generacional

En Chile, la escena política experimentó una transformación paradigmática impulsada por micromilitancias digitales. Un fenómeno que cobró fuerza gracias a la presencia de Gabriel Boric y su equipo, compuesto en gran medida por miembros de la generación milennial. Más que una coincidencia generacional, esto representó un cambio significativo en la manera de entender y utilizar la comunicación digital.

Para Boric y su equipo político y técnico, los referentes populares, el lenguaje y la interacción digital eran elementos compartidos y fluidos, caracterizándose por su autenticidad y organicidad. Este enfoque se reflejó incluso en su franja televisiva, el espacio designado por la Ley electoral, donde dedicaron tiempo a visibilizar material recopilado bajo la etiqueta #FranjaCiudadana. Un gesto que destacó la importancia de la participación ciudadana y la interconexión digital en su campaña.

No se trataba simplemente de adoptar un lenguaje digital, sino de promover una verdadera cultura digital. En este contexto, la campaña de Boric se presentó como un caso ejemplar donde la juventud y la tecnología convergieron para construir un nuevo modelo de participación política.

Lula: ocupando las calles y las redes en la batalla política brasileña

En Brasil, la figura de Lula da Silva resurgió, apelando al legado de sus dos mandatos al frente del Gobierno federal (2002-2010). El líder izquierdista instó a sus seguidores a movilizarse en dos frentes clave: las calles y las redes sociales.

“Ocupemos las calles y las redes”, exclamó Lula, reconociendo la importancia de ambos terrenos en la contienda política de entonces.

 Entonces la batalla política se libró tanto en las calles como en el ciberespacio, evidenciando la relevancia crucial de las redes sociales en la configuración de la opinión pública y la movilización ciudadana.

El fenómeno de las micromilitancias sugiere que las campañas electorales exitosas deben adaptarse a la era digital, aprovechando la participación activa y descentralizada de la ciudadanía para lograr una conexión más profunda y significativa con el electorado. En última instancia, las micromilitancias se erigen como catalizadores esenciales para una democracia más dinámica y participativa.

*Carolina del C. Montiel Navarro es  una periodista y comunicóloga argentina especializada en periodismo político. En México se ha desarrollado en el ámbito de la comunicación gubernamental y de derechos humanos.  Tiene especial interés en los temas que abarcan la desinformación, los discursos de odio y la comunicación ciudadana.  Ha sido instructora sobre estas temáticas en el Centro de Cultura Digital de Ciudad de México y en el Colegio de Periodistas de Chile, entre otras instituciones.

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