Las diferencias de calor que se registran a lo largo y ancho del país provocan que las empresas, las oficinas de gobierno y los ciudadanos tengan gastos importantes de recursos económicos y energía en sistemas de calefacción o aire acondicionado. Sin embargo, existen opciones para generar ahorros económicos de entre 20 y 40 por ciento en el consumo de electricidad.
Se trata de barreras térmicas solares (HPS por sus siglas en inglés), las cuales pueden adaptarse a cualquier edificio y representan una solución muy eficiente no sólo para ahorrar recursos, sino también para ayudar al medioambiente. Carel Kessler, director general de Tec Energía México, una empresa que se dedica a la distribución de este tipo de tecnología, explica que las barreras térmicas son la mejor opción de aislamiento. Esta solución está conformada por una sustancia líquida no tóxica fabricada a base de agua, la cual se coloca en las ventanas de los edificios, como si se tratara de pintura.
Para fabricar dicho recubrimiento se ha echado mano de la nanotecnología, ya que incorpora microestructuras que ayudan a evitar que aumente la temperatura en el interior del edificio. Cuando la temperatura en el exterior es muy baja, los sistemas HPS ayudan a contener el calor dentro. En cuanto a la colocación de este material, el experto refiere que puede adaptarse a cualquier edificio y a cualquier tipo de compuesto con el que esté fabricada la ventana.
Esta tecnología funciona eficientemente en cualquier construcción independientemente de su tamaño. La colocación de las barreras térmicas es muy similar a la manera en cómo se pinta una casa, por lo que no demora más de un día.
Una vez que la sustancia ha sido aplicada en las ventanas es necesario esperar 30 minutos a que seque, sin embargo, es recomendable que en el transcurso del día no se toque la superficie para garantizar su funcionamiento.
Poco mantenimiento
El directivo explica que la barrera térmica, la cual tiene un espesor de sólo ocho micras, se puede colocar desde el interior o exterior del edificio, en función de las características físicas de la superficie que se va a cubrir. Cuando los HPS se instalan desde adentro tienen una vida útil de hasta 15 años y cuando se colocan por fuera pueden funcionar hasta 10 años. Lo anterior depende de las condiciones a las que se exponga el material.
En el caso de México, donde las variaciones climáticas no son tan extremas como en otros lugares del mundo, es posible que la vida útil de la protección se prolongue más. Al hablar sobre los costos, Carel Kessler explica que recubrir un metro cuadrado de superficie con barreras térmicas puede llegar a costar 600 pesos.Apunta que si bien esta cifra puede representar un costo alto para las administraciones municipales que disponen de recursos limitados, el resultado en el largo plazo es un ahorro significativo en el consumo de energía, ya que disminuye el uso de ventiladores, calefactores y sistemas de aire acondicionado.
A diferencia de los aparatos para regular el clima, los HPS sólo requieren una limpieza rutinaria como se le haría a cualquier ventana. También son resistentes a microorganismos como el moho, por lo que no hay que preocuparse por su deterioro temprano.
El experto añade que las coberturas se clasifican en tres categorías. El único factor que cambia es la capacidad de protección térmica.
El primer tipo, denominado 0.4, bloquea las temperaturas externas al 20 por ciento; el segundo, llamado 0.5, lo hace al 30 por ciento; mientras que el 0.6, brinda una protección al 50 por ciento. Carel Kessel explica que con ninguno de los tres tipos de HPS se obstaculiza la luz del Sol, sólo la temperatura. No obstante, afirma que si bien el sistema que protege al 50 por ciento, sí reduce un poco la luz natural, no es necesario instalar sistemas de iluminación.
Otro de los beneficios que el directivo describe sobre este tipo de protecciones tiene que ver con la salud, ya que dicha barrera obstruye el paso de los rayos ultravioleta hasta en 99.7 por ciento. El directivo refiere que existen corporativos que, por tratar de ahorrar en la factura de la luz, instalan ventanales muy amplios en sus oficinas para aprovechar al máximo la iluminación natural.
Sin embargo, advierte que eso es dañino para los trabajadores ya que no cuentan con ningún tipo de protección. «Es como asolearse sin protección solar, lo que a la larga puede ocasionar serios problemas de salud como cáncer de piel”, apunta. Los niveles de mercurio y plomo presentes en los sistemas HPS son extremadamente bajos, por lo cual no hay peligro para los niños pequeños que pudieran llegar a estar en contacto con este material.
Asimismo, Carel Kessel apunta que esta solución ayuda a mejorar la eficiencia en el trabajo, y a que muchas personas les molesta la luz o el calor que se siente después de varias horas, y en algunos casos puede ocasionar que sientan somnolencia, lo cual se evita con un sistema eficiente de control de temperatura.
Beneficios de las HPS
- Ahorros de hasta 40% en energía eléctrica
- Bloquea hasta 99.7% de radiación ultravioleta
- No son tóxicas
- No requieren mantenimiento especial
- Su tiempo de vida es de hasta 15 años
Buscan más insectos comestibles
El Laboratorio de Entomología del Instituto de Biología de la UNAM trabaja para determinar las propiedades alimenticias de chapulines, abejas, avispas, hormigas, mariposas y piojos, los cuales f iguran en la dieta de los habitantes de diversas comunidades del país.
El investigador José Manuel Pino Moreno, explicó que existen numerosos antecedentes históricos del uso alimenticio de especies de diversos tamaños, colores y formas que pertenecen a órdenes como los hemípteros, ortópteros o megalópteros. El objetivo consiste en conocer los usos comestibles y medicinales de dichos insectos, así como de aquellos que, con su venta, puedan ayudar a mejorar la economía de las comunidades.
Fabrican papel amate limpio
Especialistas de la Universidad Autónoma Metropolitana Iztapalapa (UAM-I) diseñaron un procedimiento limpio y seguro para fabricar papel amate. El nuevo método consiste en someter las fibras del árbol jonote —de donde se ex trae el papel— a un proceso de fermentación con residuos de naranja, limón y piña, y machacarlas con máquinas especiales desarrolladas por los investigadores, las cuales evitan que el uso de sustancias altamente contaminantes como la sosa cáustica y el cloro durante la fabricación del material.
Mediante el proceso tradicional las cortezas de jonote se hierven en un cazo con agua, mezcladas con cuatro kilos de sosa para ablandarlas. Los residuos que se desechan, por lo general van a parar a los ríos, mientras que las fibras se lavan con agua de los manantiales, se blanquean con cloro y se tiñen con anilinas.
Debe estar conectado para enviar un comentario.